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Psicología

El mito de la felicidad

La licenciada en Psicología, Jorgelina Esandi, nos brinda su análisis de un tema tan controvertido como cotidiano. Aquí la presentación de su columna de opinión en el programa radial Un Gran Día.

Entendemos que un mito es algo que creemos, basado en ideas, es una fábula que representa otra cosa diferente, es una manera de explicar los sucesos que más nos interesan a los seres humanos. Es la sobrevaloración de una característica y, en este sentido, la felicidad en nuestro medio se ha convertido en un mito, y el mito dice que la felicidad hay que encontrarla, pero la felicidad no está en ningún lugar particular, sino que es un estado de conciencia, una forma de estar y de vivir.

Para el autor de David Hawkins, la felicidad es la consecuencia de vivir de cierta manera, de relacionarnos con nosotros mismos de una forma y tener determinada conciencia. ¿A qué responde esta conciencia?. Esta consciencia consta de poder aceptar.

Cuando hablamos del mito de la felicidad, dice que tenemos que encontrar algo o lograr conseguir un puesto, poder, oportunidades, dinero, etcétera, pero la conciencia de la que estamos hablando hace que nosotros, en lugar de conseguir, podamos aceptar, aceptar los acontecimientos de la vida tal cual viene en lo que nos toca vivir y experimentar, cual es nuestra historia, de dónde venimos, quiénes somos, qué nos tocó vivir, cuáles son las cosas que nos han formado.

Una vez que nosotros somos conscientes, es decir aceptamos y reconocemos lo que somos, aprenderemos a vivir en ese cambio constante y lograremos ser felices. No siempre será lograr lo que queremos, porque en el mito de la felicidad es lo que se supone que tenemos que encontrar, lograr y tener, pero la felicidad no tiene que ver con algo concreto, tiene que ver con algo más abstracto, tiene que ver con una manera de ser. 

La felicidad, más que encontrar, es una renuncia, en dónde dejamos que los acontecimientos puedan expresarse libremente, sin caer en una polaridad bueno o malo, blanco o negro, no rechazamos algo para tomar otra cosa, no descartamos por ejemplo el dolor o la tristeza para quedarnos solamente con la alegría, sino que en la felicidad logramos aceptar que el dolor es parte de la vida, es parte de nuestra existencia y de lo que tenemos que experimentar y que vamos a hacer lo posible por aliviarlo, pero si no logramos cambiar todo aquello que nos duele, aquello que nos molesta, igualmente intentaremos ser felices con lo que nos toque vivir.

La felicidad entonces es una forma de ser, no de tener. Ya lo decía un sabio, que no tengo todo lo que quiero pero sí quiero todo lo que tengo. La felicidad como expresión del mayor agradecimiento por la vida y por todo lo que ella trae.

Que diferente que se nos plantea la vida y afrontar nuestro día a día con esta idea. De esa manera queremos dejarles hoy para pensar sobre el estado que tiene que ver con la felicidad, poder lograr un estado en donde seamos conscientes de que no es lo más importante lo que tengo, lo que encuentro o el éxito que logro, sino más bien poder aprovechar cada experiencia y aceptar lo que la vida nos trae, poniendo la fuerza y la energía en saber que siempre se puede cambiar algo de lo que vivimos. Pero si así no lo lográramos, la felicidad puede ser una forma de encarar la vida.

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