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Gestionando nuestras emociones

La importancia del miedo para la subsistencia

La licenciada en Psicología Jorgelina Esandi nos propone reflexiones sustanciales sobre el comportamiento humano. En este caso aborda «el miedo».

Entre nuestras emociones emociones primarias se encuentra el miedo. Es importante saber que, así como todas las emociones, el miedo cumple funciones de supervivencia. Sentir miedo nos ayuda a protegernos del peligro, a ser precavidos, a cuidarnos y evitar situaciones de riesgo para nuestras vidas. Si nosotros vivimos sin miedo viviríamos de una manera muy temeraria y podríamos hasta poner en riesgo nuestra vida. 

Es una emoción considerada dentro de las emociones desagradables. Por lo general, no nos gusta sentir miedo. En el sistema en el que nosotros vivimos, tan exista y productivo, el miedo además tiene mala prensa. “¿Cómo vas a tener miedo? Eso es de cobardes, es de débiles”, solemos escuchar.

Sin embargo, el problema con el miedo no radica en tenerlo porque, como decíamos antes, es absolutamente necesario. El conflicto se genera cuando tenemos miedos disfuncionales.

La intensidad del miedo es un factor importante a tener en cuenta. Cuando tenemos mucho miedo esos lleva a paralizarnos, a no poder resolver absolutamente nada y a no encarar los problemas que tenemos. Ya no será un mecanismo para la protección, sino que será un obstáculo para nuestra vida. 

Tener poco o nada de miedo nos hará actuar impulsivamente, sin razonar, sin pensar y sin medir los riesgos. En el mejor de los casos nos vamos a lastimar, pudiendo aún llegar a la muerte.

El miedo, entonces, es un mecanismo adaptativo a un entorno que, en ocasiones, nos da motivos para temer, como puede ser en esto el momento de la prohibición de la libertad. Muchas veces sentimos que el miedo amenaza a nuestra libertad, pero en realidad el miedo tiene que estar para protegernos, no para enfermarnos, ni para lastimarnos. No nos olvidemos que el miedo en sí mismo es positivo, es una emoción primaria, la necesitamos y nos ayuda a alejarnos de un suceso para el cual todavía no estábamos preparados.

¿De qué forma gestionamos saludablemente nuestros miedos? ¿Cómo hacemos para gestionarlo de alguna manera que sea saludable productiva y efectiva? Lo primero es revisar nuestra propia vida, chequear si estamos en una situación limitada, si no podemos hacer cosas y no podemos salir de casa, si no avanzamos, si no logramos decidir, en fin, si estamos bloqueados. Si es así, estamos bajo gran influencia del miedo y deberemos revisar aquellas ideas matrices que generan ese miedo que nosotros tenemos, ver cómo interpretamos al mundo, cómo interpretamos a los otros y a nosotros mismos. Una vez que descubrimos esas ideas que nos generan tanto miedo, debemos hacer un esfuerzo por cambiar esos pensamientos por algún pensamiento más amable y esperanzador.

Si, por el contrario, estamos constantemente atravesando situaciones de peligro, si hacemos todo aquello que nos va a perjudicar nuestra salud, nuestra reputación o nuestro estilo de vida, si estamos en peligro constante, entonces es porque nuestro miedo se encuentra en un nivel más bajo de lo saludable, y la forma de gestionarlo, de cambiarlo, será también chequeando las ideas que tenemos, que suelen ser ideas extremas, como que no va a pasar nada, que está todo bien, y a veces son ideas demasiado finitas o maníacas que tenemos y que tenemos que ser conscientes de ellas para poder modificarlas.

Siempre es importante subrayar algo que nos va a servir un montón: la automirada, el autoconocimiento. El poder saber quiénes somos nos va a permitir gestionar de manera saludable y funcional todas nuestras emociones.

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