Jamás se supo a ciencia cierta si fue algo premeditado o las circunstancias invitaron al descaro, pero lo hecho, hecho está y mañana se cumplirán 30 años del tristemente célebre empate de Boca y Oriente Petrolero en la Bombonera que selló la eliminación de River de la Copa Libertadores de América.
Fue, sin más, un 0-0 consentido de forma desvergonzada por los protagonistas en una de las páginas más bochornosas en la historia de la máxima competencia sudamericana a nivel de clubes.
Si hubiera sucedido en estos años tal vez habría habido una investigación oficial y una condena pública, pero en rigor los medios de comunicación no tuvieron entonces una posición uniforme.
Algunos interpretaron el hecho como un exceso de picardía o una mera anécdota y más temprano que tarde la huella del oprobio se diluyó.
El viernes 5 de abril de 1991 se enfrentaban Boca y Oriente Petrolero de Santa Cruz de la Sierra en un partido correspondiente al grupo 1 de la trigésima segunda edición de la Copa Libertadores.
En tiempos de dos puntos por cotejo ganado, Bolívar de La Paz llegaba con 7 puntos y Boca, River y Oriente Petrolero con 5.
Como se clasificaban a la siguiente fase los tres primeros, River, que había cumplido con la totalidad de sus compromisos, dependía de que Boca venciera a Oriente Petrolero en cuyo caso se favorecería por la diferencia de gol.
Sin embargo, en la Bombonera no hubo un mano a mano propiamente dicho sino un amaño tácito compartido y además fomentado por los propios hinchas del local: «¡Esta noche tenemos que empatar!».
Se jugaron los 90 minutos de área a área, prácticamente sin remates a los arcos y cuando a falta de un cuarto de hora Diego Latorre se salió del libreto y buscó el gol de forma decidida fue abucheado por unos cuantos seguidores de Boca.
De hecho, resultó un secreto a voces que el intento de Latorre fue cuestionado a viva voz por algunos de sus compañeros. Consultado por Télam, el hoy comentarista de televisión se excusó: «Prefiero no hablar del tema».
Lo cierto es que sellado el caricaturesco 0-0 del que mañana se cumplirán 30 años, en las tribunas del estadio de la Ribera sonó un elocuente «Chau, River; chau River; chau River, chau».
Dirigido por el maestro Oscar Washington Tabárez, aquella noche Boca formó con Carlos Navarro Montoya; Diego Soñora, Carlos Moya, Víctor Marchesini e Ivar Stafuza; Walter Pico, Blas Giunta, Antonio Apud (Julio César Gaona) y Carlos Tapia; Alfredo Graciani (Diego Latorre) y Gabriel Batistuta.
Árbitro de la singular indecencia fue el uruguayo Ernesto Filippi, que en el correspondiente informe que entregó a la Confederación Sudamericana de Fútbol, hoy Conmebol, subrayó que los equipos incurrieron en «falta de esfuerzo».
Comentarios