Era, sin duda alguna, el asunto que más ponía ansiosos a todos los que veían la visita de Alberto Fernández y los ministros de su gabinete como una oportunidad para tener definiciones acerca de la prórroga de la Ley 19640.
La Ley de Promoción (o el subrégimen industrial) que desde hace 40 años sostiene la economía de Tierra del Fuego vence en 2023 y los funcionarios cada día se ponen más nerviosos, a la espera de la noticia de la prórroga.
El expresidente Macri avanzó en sentido inverso (acotando la Promoción) y todos suponían que en la carpeta de anuncios de Alberto Fernández estaba la revancha, la ansiada prórroga.
Pero en su extenso discurso en Río Grande el Presidente hizo alusión al tema una sola vez y no para erigirse en portador del regalo navideño tan esperado.
Sus palabras, en fin, dejaron la puerta abierta a las especulaciones.
Se introdujo en el tema aludiendo a “Esta Tierra del Fuego que hace tantos años viene peleándola periódicamente para que no le saquen la ley de promoción que tiene”.
Y a continuación, la frase que aliados y opositores interpretan en las formas más diversas: “Tierra del Fuego tiene que dejar de necesitar esa ley y los argentinos tenemos que entender que la Tierra del Fuego es la Argentina y hay que cuidarla y hay que hacerla crecer como a toda la Argentina”, sentenció el Presidente.
“Y debe ser un compromiso de toda la Argentina –convocó- porque si no, pareciera ser que la Tierra del Fuego es un pedazo de tierra descolgada al fin del territorio argentino donde tenemos que ver cómo le ayudamos a crecer”.
“Los fueguinos son argentinos y como tales merecen la atención para lograr el desarrollo que merecen”, cerró, dando paso a los consabidos aplausos de su atento auditorio.
Enseguida llegaría el exagerado “repudio” de algún sector opositor y la defensa de sus palabras por parte de quienes no se resignan a que la buena noticia se convierta en trago amargo.
La discusión sigue (y seguirá por mucho tiempo más).
(Fotografía: Roberto Tapia)
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