Estados Unidos alcanzó ayer un récord de casi 62.000 hospitalizaciones por coronavirus y superó 1 millón de casos en los primeros diez días de noviembre, en medio de un fuerte pico nacional de infecciones que no da señales de remisión.
El incremento otoñal de casos parece ser mayor y más extendido que los del reciente verano y la primavera pasada y amenaza con ser mucho peor todavía, aunque expertos dicen que también hay razones para creer que el país esta vez está mejor preparado.
«Definitivamente estamos en mejor posición» en cuanto a herramientas terapéuticas y al conocimiento que se tiene sobre el virus, dijo el doctor William Hanage, un investigador de enfermedades infecciosas de la Universidad de Harvard, citado por CNN.
Las nuevas infecciones diarias están bien por encima de las 100.000, y el total ya supera los 10,25 millones luego de que el país sumara 1 millón desde el 31 de octubre, según cifras de la Universidad Johns Hopkins.
Estados Unidos tiene ahora 61.964 personas internadas en hospitales con Covid-19, según la plataforma Covid Tracking Project.
Ayer, el país más afectado por la pandemia registró un récord de 136.325 casos de coronavirus y 1.420 muertes por la enfermedad, según Johns Hopkins.
Desde que comenzó la pandemia, Estados Unidos acumula al menos 10.252.129 contagios y 239.671 muertes.
Varios estados marcaron ayer récords de casos, incluyendo Illinois, con más de 12.600, y Texas, con 10.800.
Texas, además, se convirtió en el primer estado del país en superar el millón de casos, con al menos 1.010.364. El estado sureño acumula además 19.337 muertes.
Los decesos por coronavirus -un indicador tardío, porque lleva tiempo enfermar y morir- también están en franco ascenso en todo Estados Unidos, con un promedio que supera las 930 por día.
Muchos hospitales del país están bajo una fuerte sobrecarga, y, a diferencia de otros, este pico no está circunscrito a una región o dos.
La pandemia será una de las prioridades del Gobierno del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, que esta semana nombró a un comité de científicos que lo asesorará en esta materia, pese a que el mandatario Donald Trump aún no reconoce su victoria.
Uno de los científicos del comité de Biden dijo ayer que las cosas empeorarán todavía más en las próximas semanas.
«No me sorprenderá que en las próximas semanas veamos más de 200.000 casos por día», dijo Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, a la cadena CNN.
Varios gobernadores estatales están lanzando desesperados llamados a que la ciudadanía se tome más en serio la peligrosidad del virus.
En una inusual intervención televisada en horario central y el día que Wisconsin marcó un récord de 7.000 nuevos casos de coronavirus, el gobernador del estado, el demócrata Tony Evers, recomendó anoche a la gente quedarse en casa para evitar contagios.
Además, pidió a los empleadores permitir que sus empleados el trabajo remoto, y, de no ser posible, que les exijan usar máscaras y que limiten el número de personas en cada tienda y oficina.
El gobernador de Minnesota, Tim Walz, también demócrata, ordenó ayer el cierre de restaurantes y bares a las 22, mientras que la de Iowa, la republicana Kim Reynolds, anunció la obligatoriedad de usar tapabocas en reuniones de 25 personas o más en lugares cerrados.
Aunque las muertes están por debajo del pico de casi 2.200 por día de abril pasado, algunos investigadores estiman que el total llegará a 400.000 para el 1 de febrero.
Pero también hay buenas noticias.
Los médicos tienen más conocimientos ahora sobre cómo tratar casos graves, lo que significa que logra sobrevivir un mayor porcentaje de los pacientes que deben ser ingresados en terapia intensiva.
Los pacientes severos se benefician ahora de nuevos tratamientos, como el antiviral ramdesivir o el corticoide dexametasona. Además, hay más testeo.
Asimismo, una vacuna aparece en el horizonte, y quizás ya esté disponible para fin de año, luego de que Pfizer dijera esta semana que la que desarrolla alcanzó un asombroso 90% de efectividad.
Y también habrá un cambio en la Casa Blanca, con Biden.
Durante su campaña, el demócrata prometió test gratis y de amplia disponibilidad; contratar a miles de trabajadores de la salud para implementar programas de rastreo de contactos e instruir a los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades a suministrar recomendaciones claras basadas en evidencia científica, entre otras medidas.
El primer pico en el noreste del país, en marzo y abril, tomó con la guardia baja a muchos estadounidenses y provocó una cifra especialmente abultada de muertes en geriátricos.
El segundo pico en el sur y el oeste del país se atribuyó mayormente a un comportamiento imprudente, sobre todo entre adultos jóvenes en las festividades del Día de los Caídos, en mayo, y de la Independencia, en julio, y al calor, que hizo que la gente se quedara dentro de sus casas, donde el virus se propaga con mayor facilidad.
De manera similar, el actual pico del otoño se atribuye a que la gente pasa más tiempo en interiores por el frío, así como al desdén por el tapabocas y el distanciamiento social, impulsado por Trump y otros políticos.
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