Familias de Jujuy, en especial de los pueblos de la Quebrada y la Puna, sahúman hoy sus hogares para recargarlos de energías positivas y le dan de “comer” a la Pachamama como parte de los tradicionales rituales de veneración a la Madre Tierra, herencia andina que se reedita a partir de cada 1 de agosto.
Sin programaciones especiales por las restricciones ante la pandemia, las honras fueron promovidas revalidando la espiritualidad que las caracteriza, pero solo entre los convivientes de cada hogar y con ofrendas de productos ya en almacenamiento, estando además totalmente restringida la circulación y la atención de comercios durante el fin de semana en la provincia.
“Esta es una Pachamama especial porque siempre se comparte en reuniones familiares, comunales, donde se reúnen incluso en las instituciones como municipios, o las comunidades indígenas en clubes”, señaló a Télam Radio Oscar Tolaba, Comisionado Municipal del poblado quebradeño de Purmamarca, al reflejar el cambio de los rituales hacia el entorno intrafamiliar.
Contó que como parte de la herencia ancestral, agosto es un mes de muchas reuniones familiares en las que se ofrenda a la madre tierra para agradecerle todo lo que nos dio durante el año y pedir que haya buenas cosechas, realizándose los rituales a lo largo del mes, pero principalmente el 1 o el 31 de agosto.
Asimismo, se refirió al aferro de los pueblos de Jujuy a la cosmovisión vinculada con la Madre Tierra y mencionó que tiene que ver con que “es muy rica, amable y agradecida con el otro”, lo que también produjo hoy la expansión de los rituales hacia hogares y ciudades alejadas de la región andina.
Por otro lado, apuntó que los adultos mayores que viven en comunidades indígenas cuentan que hasta no hace mucho “no había comunicaciones entre los pueblos ni despensas cerca”, por lo que muchas familias vivían y aún viven de sus cosechas y entonces «dependen mucho de la tierra; de que haya buen clima, por eso es que respetan y veneran a la Pachamama”.
En ese marco es que se le da de comer – abriendo un pozo en la tierra – los mejores platos que se puedan preparar.
Tolaba contó que en pueblitos de la Puna, para el ritual hasta se mantiene la tradición de ofrendar una pareja de cabritos, que adornan con tejidos propios, mientras que en la región de Yungas, al este provincial, se acostumbra acompañar el ritual tomando un preparado de ruda con caña, que surge del sincretismo cultural con el pueblo guaraní.
Más allá de las variaciones, lo que principalmente se respeta es que a la hora de darle de comer a la madre tierra, la ofrenda se debe realizar arrodillándose siempre de a dos frente al pozo y mirando al sol, mientras que en tono a los hogares, sembradíos y campos se promueve el sahumado de los distintos espacios para cargarlos de energías positivas.
Cada 1 de agosto Jujuy se convierte en la Capital Nacional de la Pachamama, de acuerdo a la Ley Nº 26891 sancionada por el Congreso de la Nación.
Al realizarse honras en hogares de casi toda la provincia, el Gobierno jujeño pidió estos días que se hagan sin movilizarse del hogar, aconsejó que el rito esté a cargo de los adultos mayores en nombre de todo el grupo familiar conviviente y que las ofrendas se hagan con productos que estén en los hogares.
Donde no se cuente con un corazón de la madre tierra para realizar la ofrenda, se recomendó solo hacer un sahumado de la casa con hierbas que ya se tengan o usando alternativas como cáscaras de frutas.
(Telam)
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