Apenas aparecía el sol y ya se evidenciaba el cambio. Es entendible, no solo varias actividades se han visto afectadas, sino que los anuncios de ayer fueron una clara muestra de que estábamos haciendo las cosas mal.
Se cerraron los templos religiosos, se suspendió la actividad en bares y restaurantes, bajaron la persiana clubes y gimnasios y hasta algunos emprendimientos privados pusieron llave a sus puertas por precaución. Otros están obligados, ya que tienen a parte de su personal aislado.
En definitiva, las medidas anunciadas ayer por Gustavo Melella parecen haber calado hondo en la población de Río Grande, que hoy amaneció prácticamente desierta, con un escenario similar al que se apreciaba en el comienzo de la cuarentena.
«Los vecinos se lo tomaron muy en serio: en la zona céntrica cambió el panorama. Ya no hay filas en los supermercados o en las farmacias. Tampoco en las estaciones de servicio para cargar combustible o en los bancos», relató hoy desde las calles el corresponsal de ((La 97)) Radio Fueguina, Marcelo Mora.
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