El resonante conflicto de Vicentin, la cerealera santafesina intervenida por el gobierno nacional, cuenta con varias aristas y muchos damnificados. Desde que comenzó el concurso de acreedores, y dada la importancia pública y la cantidad de empresas comprometidas en la causa , la justicia santafesina habilitó una página web (https://concursopreventivovicentin.com.ar/) en donde publicó, entre otras informaciones relevantes para el caso, el listado de acreedores de la empresa.
En total, Vicentin se encuentra en concurso preventivo con 2.638 empresas de todo el mundo y por un monto total de 99.345 millones de pesos. El periodista rosarino Juan Chiummiento elaboró un mapa interactivo (también disponible en internet) para analizar el impacto geográfico del default de la sexta empresa exportadora agroindustrial del país.
Allí puede verse, con toda claridad, el detalle de acreedores y los montos reclamados. Entre ellos se cuentan 4 firmas radicadas en Río Grande.
Se trata de las pláticas Acsur SA, Plásticos de la Isla Grande SA, Río Chico SA y Tecnomyl SA, quienes en total demandan acreencias por $ 11.369.988,60 millones de pesos. Un monto considerable pero minúsculo en el concierto de la deuda total, superior a los 99 mil millones de pesos.
De las empresas fueguina, la más perjudica es Acsur SA. Las acreencias de esta empresa, que produce preformas de PET, es de 8.017.690 de pesos.
Plásticos de la Isla Grande SA, fabricante de cubiertas plásticas, registra una deuda impaga de $ 4.321.116.
Por otra parte, Río Chico SA, el proveedor de silobolsas más importante del país, registra acreencias por $ 2.799.504.
El listado de acreedores fueguinos de Vicentín se completa con la fabricante de agroquímicos y fertilizantes Tecnomyl SA (ubicada en el predio de la estancia Violeta), que se quedó sin cobrar $ 120.671 pesos.
Según detalla Chiummiento en el diario La Capital, de los más de 2.600 productores, acopiadores, corredores, bancos, empresas competidoras, de servicios varios y organismos del Estado a los que la compañía les debe plata, 2.581 son nacionales y reúnen deudas por 57.740 millones de pesos.
A los 57 extranjeros restantes, les debe 41.605 millones de pesos. La empresa cuenta con acreedores en todo el mundo: el único continente donde Vicentin no tiene deudas es África.
El impacto en Santa Fe y Córdoba
Dentro de Argentina, el impacto regional se encuentra concentrado en Santa Fe: el 46 por ciento de los acreedores son de esa provincia. Lo siguen Córdoba (526 acreedores, un 20 por ciento), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (323 acreedores, 12 por ciento), Provincia de Buenos Aires (270, un 10 por ciento) y Chaco (102, un 4 por ciento). Si bien la mayoría desarrollan su actividad en la región pampeana, también hay acreedores afectados en Tierra del Fuego, Jujuy, Salta y Formosa, entre muchas.
La particularidad de Santa Fe es que la mitad de las localidades de la provincia tiene por lo menos una empresa a la que Vicentin le quedó debiendo dinero. El impacto territorial es enorme, teniendo en cuenta que Vicentin no es la única empresa de la cadena agropecuaria defaulteada durante el último año del gobierno de Macri. Ya habían pasado por ese proceso la corredora BLD y Cereales del Sur.
La deuda de Vicentin no discrimina por región ni por tipo de acreedor: cuenta con deuda impositiva a productores rurales, productores de insumos y bienes de capital, bancos y hasta sus propios accionistas. La mayor cantidad de damnificados son productores rurales: su deuda para la compra de granos afecta a 1.895 empresas. El número global se compone también de 586 firmas productoras de bienes y servicios, 98 accionistas, 37 bancos o instituciones financieras y 19 instituciones impositivas y aduaneras. De ese grupo, el de la deuda financiera es el que reúne el mayor pasivo, un 64 por ciento del total, seguido por los acreedores vinculados a compra de granos.
El efecto Vicentin
Si bien dentro de los acreedores se encuentran los propios familiares fundadores que también son accionistas de la compañía (hay muchos «Vicentin» y «Nardelli» en la lista), la principal preocupación es sobre este grupo de productores rurales o de bienes y servicios que no cuentan con capital suficiente para afrontar esta deuda.
Más allá de los nombres conocidos como «Grobocopatel» o «Cargill» que probablemente pueden afrontar esta deuda, en febrero se conoció la noticia del quiebre de Guardati y Torti. La corredora de granos, que hace 41 años forma parte del mercado de Rosario, declaró su quiebra como consecuencia del default de Vicentin. Aún no hay información completa del efecto Vicentin en el sector productivo y financiero en el país.
«Este default afecta a toda la cadena del agro porque esos Cuits que vemos en el mapa, son muchas veces la fuente del movimiento de dinero de los pueblos. El carnicero, el panadero y el que vende ropa en ese pueblo también sufren la incobrabilidad de la deuda», sostiene Chiummiento.
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