Desde este lunes 22 de junio y luego de más de tres meses los turnos en las fábricas radicadas en el polo industrial fueguino volverán a ser de ocho horas. Así lo anunció la semana pasada el propio gobernador Gustavo Mellela, quien destacó que esto significa que «la actividad industrial en toda la provincia va tomando ritmo y aumentando su producción luego de momentos muy complejos y muy difíciles».
Este «regreso a la normalidad» se da, sin embargo, en un clima álgido y de inmensa incertidumbre. Es que dentro de apenas una semana vence el congelamiento de salarios que comenzó en junio de 2018 y que, a cambio de una estabilidad de puestos (que muchos denuncian, no se cumplió) dispuso mantener el sueldo de los operarios metalúrgicos hasta el último día del mes en curso.
Solo en las últimas dos semanas, ya tuvieron lugar dos paros sorpresivos por parte de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) Seccional Río Grande: uno la semana antepasada, de 24 horas, y otro la pasada, de 48. Para esta semana no hay noticias sobre potenciales medidas de fuerza, aunque no se descarta que puedan tener lugar, según confirmaron a este medio delegados del gremio que lidera Oscar Martínez.
Las fábricas, mientras tanto, pretenden continuar con las negociaciones pero con los trabajadores operando dentro de las fábricas. Por ello, ya comenzaron a intimar a los metalúrgicos que adhirieron al paro de la semana anterior, al que calificaron de «ilegal».
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