En medio de la crisis por la pandemia de coronavirus y a pesar de que el gobierno nacional ha ordenado priorizar el transporte de alimentos, la aduana de Río Gallegos se ha convertido en un martirio para los camioneros que vienen hacia la provincia de Tierra del Fuego.
Marchas y contramarchas, trámites burocráticos injustificados y trabajo fuera de hora son parte del destrato que sufren los transportistas en la aduana santacruceña y que denuncian como parte de una maniobra para facturar horas extras y trabajo adicional en medio de la emergencia.
El resultado, kilómetros de camiones sobre la ruta esperando que se les habilite el paso, estirando de manera desesperante el tiempo que deben estar en la ruta. Al mismo tiempo que encuentran dificultades para cargar combustible, comer, dormir e higienizarse, debido a que muchos de los que son sus habituales paradores permanecen cerrados por la cuarentena.
Algunos camioneros aseguran que han tenido que pasar hasta 3 días esperando se les habilite el paso, para llegar a proveer de alimentos y otros elementos básicos de consumo a las ciudades fueguinas.
El problema, subrayan está centrado en los depósitos fiscales de Río Gallegos, ya que en Monte Aymond y San Sebastián no encuentran dificultades para cruzar las fronteras.
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