Juan Carlos Crespi se vio, curiosamente, beneficiado por el brote de coronavirus que tiene en jaque a las autoridades sanitarias del país y el mundo. Es que el líder de una banda de narcotraficantes condenada en 2017 es diabético y, por lo tanto, entra en los llamados «grupos de riesgo» ante la pandemia.
Por ello, la Justicia Federal de Tierra del Fuego, a través del TOF (Tribunal Oral Federal) decidió otorgarle la prisión domiciliaria por su situación de «vulnerabilidad» tras una evaluación del Servicio penitenciario. El fallo incluso señala, de forma textual, que Crespi «pertenece al grupo vulnerable según los criterios establecidos para la clasificación de riesgo en los términos del Alerta Epidemiológica del coronavirus».
El Tribunal ya había rechazado, a comienzos de este año, un pedido de arresto domiciliario por parte del defensor del narcotraficante. Ahora, con un nuevo panorama, insistió y prosperó.
Sin embargo, Crespi, que había sido condenado por ser el cabecilla de una banda de delincuentes que intentó ingresar más de 15 kilos de droga a nuestra provincia, no cumplirá condena en nuestro territorio.
Es que el malviviente pudo acreditar que tiene un familiar en Río Gallegos y será entonces en esa localidad santacruceña donde permanecerá recluido, bajo atenta supervisión del Patronato de Liberados hasta que llegue su pulsera electrónica.
Entre las medidas dispuestas por el TOF, Crespi no podrá consumir estupefacientes ni bebidas alcohólicas; tampoco ejercer el comercio.
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