“Cuanta más competencia haya, mejor para el cliente, que podrá optar entre una oferta mayor y mejores precios”, señaló el presidente de la CCA, Alberto Príncipe.
El mercado de los autos usados fue noticia el año pasado debido a que, en un contexto de fuerte crisis, no registró caída respecto de 2018, ya que cerró con un volumen idéntico de 1.717.000 unidades. En la misma comparación, las ventas de 0 km se derrumbaron en un 45%.
La explicación de este comportamiento desigual se debe a los costos diferentes entre un segmento y otro. Mantener hoy un 0 km es para pocos. Seguros, patentes, impuestos y demás obligan a un desembolso elevado. A esto se suma que el costo del patentamiento de un vehículo nuevo respecto del valor de transferencia de un usado es mucho mayor.
El otro factor importante es la posibilidad de acceder a unos o a otros. Los 0 km aumentaron 200% en los últimos dos años, en base a los precios de lista. Sobre ese valor se pagan todos los cargos. Sin embargo, por la caída de las ventas se ofrecen importantes bonificaciones que llegan al 30% del valor oficial. En cambio, un modelo usado de un par de años se consigue a un 20% menos que el precio bonificado, por lo que puede ser 50% inferior al valor de lista. Esa brecha es la que hace hoy más atractivo apostar a un vehículo usado “joven” (de pocos años) que aventurarse a uno nuevo.
“Si no hay cambios importantes en la macroeconomía como, por ejemplo, la vuelta de la financiación, el mercado de este año se mantendrá en los mismo niveles que en 2019. No hay margen para mejorar”, señaló
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