Algún recuerdo muy guardado que pueda ver la luz; un dato que hubiera escapado a la investigación durante diez años. Algún testimonio cambiante que se atreva a arrimarse a la verdad. María Elena Delgado se aferra a todo lo que signifique esperanza, obstinación, resistencia, no cejar en el intento de encontrar a su hija Sofía, desaparecida hace hoy una década.
En diálogo exclusivo con ((La 97)) Radio Fueguina, la mamá de Sofía recorrió una vez más los avatares de aquel día aciago en que un bello domingo de sol en el campo mutó en drama interminable y en uno de los misterios más insondables que registre la historia policial argentina.
Sofía Herrera, en donde se encuentre, se acerca a los 14 años de edad, y por primera vez nos detenemos a pensar que puede ser ella misma quien se encuentre con su pasado y con la familia que la busca infructuosamente.
Por ello es que María Elena pide, una y otra vez, que no se abandone la búsqueda y que todos subamos a los muros, a las redes sociales, la imagen recreada de la niña que nadie pudo ver desde que tenía 3 años pero que hoy es casi una adolescente.
El recorrido de la angustia
María Elena Delgado recorre en su memoria el camino del camping John Goodall donde el 28 de setiembre de 2008 –con su hija Sofía, su esposo Fabián y los cinco integrantes de una familia amiga- se proponían pasar un amable domingo de campo, asado de por medio.
Repasando aquellos momentos, cree que aún quedan recuerdos por precisar y por ello confía en que el testimonio de aquellos dos niños de 6 y 9 años (que hoy son adolescentes) puede tener algo por aportar después de diez años. Es por esto que espera con ansiedad la ronda de testimoniales que el Juez ha prometido para noviembre próximo.
“Me gustaría que fuéramos todos y hagamos el recorrido que hicimos ese día”, confiesa la atribulada madre.
El diálogo se encamina luego a contar el dolor que no ha variado en una década y al que hoy se suma Yuliana, la hija que nació poco después de la desaparición de Sofía y que se suma a los reclamos por su reaparición.
Entre tanto dolor, queda lugar al reproche por las falsas acusaciones, el ataque sufrido desde algunos medios de información de Ushuaia y el accionar implacable de una falsa clarividente que los obligó a vivir meses con un policía dentro del hogar.
Nada de todo ello logra disminuir en absoluto la energía puesta en la búsqueda ni la fe que no se acaba aunque el paso del tiempo quiera forzar el olvido.
Una entrevista que merece ser escuchada, y que revela desde lo más profundo el dolor de una madre que sólo quiere volver a abrazar a su hija.
Comentarios