Las fábricas textiles radicadas en Tierra del Fuego no escapan a la crisis imperante en toda la industria y los recursos para sobrevivir parecen empezar a agotarse.
Desde el sector gremial admiten que la política económica nacional sigue poniendo en riesgo la existencia misma de las plantas fabriles y que, por la importación y la caída del consumo, los propios empresarios están cautivos de una incertidumbre total, al igual que los trabajadores.
“El sector textil es uno de los más vapuleados en Tierra del Fuego”, se alarmó Mariano Tejeda, secretario General del Setia en Río Grande. “Las cadenas de pago se han cortado”, advirtió.
El dirigente obrero describió que “nueve de once empresas están con programas de suspensiones”. “En el mejor de los casos, de un día por semana y con el 85 por ciento del sueldo del día que no se trabaja”.
Admitió, sin embargo, que las suspensiones programadas son “un paliativo” para “tratar de llegar a fin de año, dado que están todas las empresas “stockeadas y sin ventas”.
El futuro incierto
“Después de fin de año no sabemos qué es lo que va a pasar, la realidad puede ser aún peor”, arriesgó el dirigente.
Frente a la disminución de la fuente laboral, Tejeda refirió que los tres gremios presentes en la provincia “Estamos haciendo las presentaciones del caso ante el ministerio de Trabajo pero al mismo tiempo reunir todos los gremios para buscar soluciones alternativas”.
“No hay ventas, la apertura de las exportaciones ha hecho que decaiga mucho la industria en el sector”, reiteró Tejeda.
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