Apenas comenzaba el 2016. Mauricio Macri gozaba de un enorme apoyo por parte de la población argentina y prometía cambiar el rumbo de un país harto de los modales del kirchnerismo. Las palabras «honestidad», «transparencia» y «ética» se repetían al punto de llegar al hastío, pero en Tierra del Fuego el propio desembarco del PRO se hacía entre denuncias y acusaciones.
Las internas en la provincia y la pelea por las candidaturas, que incluyó la eliminación de una lista «opositora», terminaron en la Justicia Electoral, con una dura denuncia contra el recién nombrado diputado nacional, Carlos Gastón Roma.
La presentación fue realizada por un «correligionario» suyo, Carlos «Romi» Ponce, quien lo acusó de falsificar avales para favorecer su presentación como aspirante a la Cámara Baja. Para ello, hizo público un audio en el que el propio Diputado reconocía haber utilizado este ardid, amparándose en que «en la política vale todo».
Más de tres años después, la causa sigue reuniendo polvo en algún cajón de la Justicia Electoral, en ese momento manejada por el actual juez Federal Dr. Federico Calvete, quien no movió los hilos necesarios para evitar que la misma se archivara.
La punta del hilo
Cuando ya todos se posicionan para arañar un nuevo puesto en las elecciones del 2019, las falsificaciones en el PRO ocupan todos los títulos de los medios a nivel nacional.
Son truchas las afiliaciones, son truchos los avales y son truchos también los aportes, de acuerdo a la completa presentación realizada por el joven periodista Juan Amorín, que ya valió al menos tres denuncias contra los apoderados del PRO y el pedido de renuncia a la mano derecha de la goberandora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
Con la olla destapada, cobra otro valor la denuncia realizada en su momento contra Gastón Roma, que protegido por sus fueros logró sortear entonces un escollo que ahora podría hacer trastabillar incluso a la máxima referente del PRO.
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