El misionero Hugo Andruszyszyn lleva algo así como dos meses desempeñándose con ahínco en la secretaría de Obras Públicas del gobierno de la provincia. Necesitaba un colaborador de confianza y pensó en un comprovinciano amigo suyo, arquitecto de 53 años entendido en obra pública y con larga y respetable trayectoria en asesoramiento sobre tareas de construcción.
Horacio Krieger, ex presidente del Rotary Club de Posadas, hombre querido y respetado por sus allegados, dejó por un tiempo de lado su empresa de servicios de Arquitectura e Ingeniería y servicios de asesoramiento técnico para responder al llamado de su amigo.
Contaba con el apoyo de su familia, su esposa Mónica y sus hijos Luciana y Diego. Venia de atravesar trances dolorosos que intentaba superar. Hace un año perdió a su tercera hija, Rocío y siete meses después le tocó llorar a su hermano mayor.
“Lo vimos hace un mes y al respecto decía que uno necesita vivir la vida y tratar de disfrutarla, porque nunca se sabe”, cuentan con dolor Judit y Carlos, sin poder creer la infausta noticia.
Sus consocios del Rotary recuerdan que “hizo una gran gestión como presidente y después siguió siempre colaborando con la institución”.
Despedida entre amigos
El miércoles pasado sus familiares y amigos lo despidieron con el tradicional asado y los abrazos y deseos de ventura y progreso personal. Era también un festejo por adelantado de su cumpleaños 54, que llegaría el 19 de abril.
“Se lo veían muy contento –cuenta Judit- tenia esperanzas de que este nuevo trabajo le diera un giro a su vida”.
No hubo giro, no hubo ni tiempo para la esperanza. Ni siquiera estaba formalizado su nombramiento pero ya Intentaba empezar a conocer a su lugar y sus nuevos compañeros. Para eso viajó a Río Grande donde tomaría servicio.
Al regreso hacia Ushuaia, la fatalidad volvió a llamar a las puertas de su familia, esta vez cobrándole factura a él mismo. Hoy, Posadas y el pueblo de Misiones “lloran a un hombre bueno”, sintetiza Judit.
(Imágenes: Gentileza Judit Moreno)
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