El papa Francisco dijo que era «justo pedir perdón» y que sentía «dolor y vergüenza» ante el «daño irreparable» causado a los niños víctimas de abusos sexuales por parte del clero chileno, en el discurso a las autoridades en el primer acto de su visita a este país.
«Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia», señaló desde el palacio de La Moneda.
Miles de feligreses se preparan desde temprano este martes para escuchar el primer mensaje de Francisco en la capital de Chile, que se espera enmiende la credibilidad de la Iglesia Católica en un país golpeado por abusos sexuales de miembros del clero.
Antes de la misa masiva, Francisco visitará el palacio presidencial desde donde entregará su primer mensaje a la nación. A la ceremonia están invitadas autoridades de los diferentes poderes del Estado y también el presidente electo, Sebastián Piñera, que asumirá en marzo.
Luego el Sumo Pontífice y la mandataria Michelle Bachelet tendrán una reunión privada con agenda abierta.
A la misma hora en la que el Papa participara en los actos en el Palacio de La Moneda, agrupaciones y minorías convocaron a una marcha por «los pobres» y para quejarse de los casi u$s 17 millones en gastos de seguridad, logística y organización que cuesta la visita de Francisco.
En la madrugada del martes, dos capillas en la sureña zona de Cunco, en la región de la Araucanía, resultaron destruidas, mientras otra parroquia en Santiago también fue atacada.
Los escándalos han encendido algunas de las movilizaciones planeadas contra la presencia del Sumo Pontífice, que llegó el lunes a Chile para una visita de cuatro días, en los que se dirigirá no solo a los fieles más fervientes, sino también a indígenas e inmigrantes que piden un trato más justo en un país donde la desigualdad es un persistente flagelo.
Desde la madrugada, miles de devotos católicos acamparon con bolsas de dormir, frazadas y termos en el Parque O’Higgins, uno de los mayores pulmones de Santiago, para escuchar la primera misa masiva del Papa, a la que se calcula asistirán 500.000 personas.
Esta es la segunda visita de un Papa al país mayormente conservador. Juan Pablo II estuvo en 1987, en las postrimerías de la dictadura de Augusto Pinochet, una época marcada por violaciones a los derechos humanos y la pobreza.
Pero ahora Francisco visita una nación que busca lograr el matrimonio igualitario, igualdad para las mujeres, respeto a la identidad de género y a la inmigración, a través de iniciativas impulsadas por la presidenta Bachelet.
Y también donde los católicos se redujeron casi en un tercio en las últimas dos décadas, según un sondeo de Latinobarómetro.
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