Tal como estaba anunciado, a las 14 el oficialismo comenzó una carrera contra el tiempo para obtener quórum y dar inicio a una sesión especial en la Cámara de Diputados en la que se debían debatir varios temas sensibles, la reforma jubilatoria como la más importante, algo que finalmente no logró: pasadas las 15.10, el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, debió levantarla, aunque minutos antes había asegurado tener el número necesario para iniciar la discusión.
«Con 130 diputados se da inicio a la sesión», dijo Monzó a las 14.30, lo que generó serios incidente en el recinto, cuando varios parlamentarios fueron a recriminarle para que levante la sesión, fundamentalmente por los incidentes registrados en las afueras del Congreso. Hubo empujones y gritos que tuvieron de protagonistas al presidente de la Cámara y los diputado Máximo Kirchner, Guillermo Carmona y Leopoldo Moreau.
El diputado Agustín Rossi dijo que dos miembros de su bancada, Mayra Mendonza y Matías Rodríguez, tuvieron que ser atendidos en enfermería, en tanto que Victoria Donda aseguró que el oficialismo lo único que logró con el apuro en sesionar es «reprimir a la gente». Elisa Carrió, en su primera intervención, les pidió a los diputados de la oposición «que tengan cuidado con atropellar a las fuerzas de seguridad», lo que levantó la temperatura en el recinto.
Antes de las 15, la diputada del Frente Renovador, Graciela Camaño, señaló: «hace 59 minutos tenía empezar esta sesión. No tienen el número y no lo busquen en el reglamento. No lo tienen porque mayoritariamente los representantes del pueblo, más allá de los aprietes a intendentes, gobernadores, dirigentes sindicales, lo que ocurrió en la calle, más allá de eso, no tenemos la disposición en esta casa de que este proyecto salga».
Minutos después, volvió a tomar la palabra Carrió. Esta vez, para anunciar que el interbloque Cambiemos iba a pedir que se levante la sesión. «Nosotros ganamos en las urnas, señores. Lo peor que puede hacer una Cámara es sesionar en este ambiente de violencia, que no ha sido generado por el interbloque de Cambiemos. La violencia se opone a la Constitución y la paz».
«Como rechazamos la violencia, le pido que levante esta sesión escandalosa», planteó la diputada de la Coalición Cívica, y agregó: «Nosotros no vamos a contestar a su violencia con nuestra violencia. Vamos a ganar la votación, esta semana o la próxima semana, pero la vamos a ganar. Y habrá compensaciones a los jubilados. No asusten más a la gente».
Luego de este esta exposición, ya a las 15.10, Monzó resolvió levantar la sesión especial, cuya expectativa más grande estaba puesta en la reforma previsional, rechazada por gran parte de la oposición ya que consideran que los jubilados perderán poder adquisitivo con la nueva ley.
En la previa, el kirchnerismo, el massismo, la izquierda y parte del peronismo no K anunciaron que no darían quórum. Referentes de distintos sectores del PJ como Sergio Massa, Florencio Randazzo y Cristina Kirchner también rechazaron el plan de la Casa Rosada.
En las adyacencias del Congreso se vive un clima de máxima tensión. Es que el Poder Ejecutivo decidió sitiar el palacio legislativa en medio de una multitudinaria manifestación que alineó a militantes de izquierda, la CTA, la CGT, las Madres de Plaza de Mayo -que por primera vez no realizarán su ronda en la Plaza- y distintas agrupaciones sociales. Hubo incidentes y enfrentamientos con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes.
Pocos minutos antes de que se inicie el debate se podía ver a varios diputados discutiendo con los efectivos porque no les permitían ingresar en el Congreso. Sucede que los legisladores que juraron recientemente aún no tramitaron la credencial que certifica su pertenencia a la Cámara. Máximo Kirchner, Hugo Yasky, Andrés Larroque, Eduardo de Pedro y hasta el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, fueron protagonistas de empujones e incidentes cuando intentaban ingresar a la Cámara.
La fórmula de la polémica
El oficialismo buscará sancionar este jueves una reforma previsional que modifica los parámetros que se utilizan actualmente para garantizarles aumentos automáticos a los jubilados y pensionados.
La nueva fórmula, que arroja un índice en base al movimiento de la inflación y de los salarios, es cuestionada por la oposición porque los abuelos perderán poder adquisitivo. El Gobierno, en cambio, asegura que el cálculo permitirá preservar los haberes frente al aumento de precios sin poner en riesgo la sustentabilidad del sistema previsional.
El cálculo actual toma como base la recaudación tributaria y otorga dos aumentos anuales a los jubilados. El esquema que pretende sancionar Cambiemos incluye cuatro actualizaciones en doce meses. La primera, en marzo de 2018, será de 5,7 por ciento.
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