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Vendieron el Tren del Fin del Mundo

A 23 años de su inauguración, el tren fue vendido por los fundadores a una sociedad privada. La formación recrea los últimos 7 kilómetros del recorrido de que realizaban los presos del antiguo Penal de Ushuaia.

El Tren del Fin del Mundo, una de las clásicas atracciones turísticas de la ciudad de Ushuaia, fue vendido por los fundadores del emprendimiento a una sociedad constituida por tres familias de conocida trayectoria en la actividad turística dentro de la capital fueguina, según reveló ayer el titular de la Cámara de Turismo local, Marcelo Lietti.

En declaraciones a la prensa, Lietti dijo que la venta se concretó en medio de «un alto contenido emotivo» por la participación que todos los involucrados tuvieron en la instalación y afianzamiento del tren, y porque «justo hoy se cumplen 23 años desde su inauguración en 1994».

La formación de 50 centímetros de trocha que recrea los últimos 7 kilómetros del recorrido del «tren de los presos», dedicado a transportar hasta el bosque a los detenidos en el antiguo Penal de Ushuaia, fue reabierto en 1994 por iniciativa de la empresa Tranex Turismo, cuyas caras visibles son los hermanos Enrique y Rubén Díaz.

«Ahora el proyecto quedará en manos de las familias Alsogaray, Preto y Brisighelli, propietarios de otros emprendimientos turísticos en la ciudad», confirmó Lietti.

El empresario recordó que la familia Brisighelli es dueña de la agencia de turismo Rumbo Sur SRL, de «más de 40 años de trayectoria en la provincia», mientras que Alsogaray es propietario de comercios dedicados a la venta de regalería turística, y Preto tiene hoteles y una de las empresas de catamaranes que efectúa las excursiones marítimas en el Canal Beagle.

«Más que venta fue un acto de traspaso entre amigos del rubro y hasta se le entregó a los compradores el silbato y el gorro del jefe de estación. Lo principal es que el negocio quedó en manos de estas familias, que han hecho un gran esfuerzo, y que aseguran su continuidad entre pobladores fueguinos», explicó Lietti.

Incluso el titular de la Cámara de Turismo recordó las «arduas gestiones» de los fundadores de Tranex, desde 1992 a 1994, para convencer a las autoridades acerca de que el tren debía ingresar a los límites del Parque Nacional Tierra del Fuego.

Sobre los nuevos dueños, en el acto se recordó que el padre del empresario Daniel Preto (uno de los flamantes propietarios) «fue maquinista del tren en otra época», mientras que Brisighelli (otro de los adquirentes de la empresa) «fue el primero que se interesó en llevarle pasajeros al tren en sus transportes de turismo».

Según el dirigente, además de la oferta de los empresarios fueguinos existió el interés de una compañía de capitales ingleses, pero Enrique Díaz, de Tranex, contestó que «ni loco se la vendía a una empresa británica».

El viejo «trencito de los presos», que funcionó desde 1909 hasta 1952, partía desde el centro de Ushuaia y llevaba a los presos de la antigua cárcel de reincidentes hasta el bosque donde pasaban la jornada talando árboles y juntando leña que se utilizaba para la calefacción del penal.

Ya reinaugurado y con su nuevo rol turístico, desde hace 23 años pasea visitantes por las inmediaciones del Río Pipo, en vagones acondicionados con amplios ventanales y un sistema de audio por donde se difunde la historia del lugar al mismo tiempo que se contempla el majestuoso bosque de lenga, se visita una cascada y se observa salir el vapor de la locomotora que tira de la formación.

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