La negociación salarial en Aerolíneas Argentinas y Austral quedó a las puertas de un conflicto que amaga con afectar hoy mismo vuelos en el aeroparque metropolitano y la estación internacional de Ezeiza. El Gobierno estiró ayer hasta 20% su oferta de aumento salarial a cinco de los seis gremios aeronáuticos pero no logró convencerlos de firmar un acuerdo. La distancia por ahora es amplia y esta mañana volverán a reunirse los sindicalistas con autoridades de las compañías aéreas y del Ministerio de Transporte en la cartera laboral.
La discusión ayer estuvo a cargo del viceministro de Trabajo, Horacio Pitrau, que recibió a representantes de dos gremios de pilotos, APLA y UALA; el de técnicos aeronáuticos, APTA; el de personal jerárquico, UPSA, y de los trabajadores «en tierra», APA, y a funcionarios de las compañías de bandera y de la cartera de Transporte que encabeza Guillermo Dietrich. Aunque la propuesta de aumento se mantuvo formalmente en 16% -igual que en anteriores reuniones- los directivos ofrecieron bonos para completar la suba en 20 por ciento.
Los bonos fueron introducidos en la negociación como propuesta de compensación por la pérdida de bolsillo que sufrieron los trabajadores de Aerolíneas y Austral en los sueldos de septiembre al hacerse remunerativo el aumento salarial de 2017. Aquel acuerdo, que lideró la expresidenta de Aerolíneas Isela Costantini, contempló que el incremento fuese no remunerativo durante once de los doce meses de vigencia. El cambio de estatus se produjo el mes pasado y al no estar resuelto el denominado «grossing up» (es decir, la compensación) generó una baja de bolsillo de entre 3 y 7 puntos porcentuales para los casi 14 mil empleados de ambas empresas.
La oferta -incluye una cláusula gatillo si la inflación durante la vigencia del acuerdo sobrepasa el 16%- es superadora de la expuesta en las tres reuniones previas por Transporte pero dista del reclamo de entre 23 y 25% de aumento sostenido por los sindicatos. Como agravante, el planteo original descontaba que habría una compensación por la conversión a remunerativo del aumento de 2016 que hasta ahora no se había convalidado.
A la espera de una nueva audiencia esta mañana, una vez más presidida por Pitrau, los dirigentes del sector evitaban anoche blanquear la posibilidad de un conflicto. Pero en reserva daban por sentado que algún inconveniente habría al mediodía o por la tarde en caso de no producirse una mejora sustancial en la oferta. Argumentaban que era la forma de sumar presión en la negociación sin causar un daño mayor con medidas de fuerza el viernes, cuando ya estuviese definido el cronograma de vuelos para todo el fin de semana largo, incluido el Día de la Madre. Además de la reunión en Trabajo están previstas para hoy asambleas al menos en APA y UPSA que pueden convertirse en disparadores de las protestas.
La principal traba en las discusiones era hasta ayer la decisión del Gobierno de no convalidar una pauta salarial por encima del 16 por ciento que pudiese servir de guía para otras paritarias a partir de 2018. Algunos dirigentes sindicales sospechaban, incluso, que Transporte sobreactuaba dureza para empujar hacia un conflicto que obligase a otras áreas del Ejecutivo a autorizar partidas para mejorar la propuesta salarial.
Por lo pronto, una de las opciones que se conversaron ayer mismo fue mantener en un eventual acuerdo el mismo criterio del convenio firmado el año pasado de hacer las subas no remunerativas por un período de entre 6 y 11 meses. De ese beneficio se valió desde el año pasado la chilena LAN (en Argentina, Latam) para ahorrarse también el valor de los aportes patronales durante casi toda la vigencia del acuerdo.
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