Por apenas un error de distancia, Alemania derrotó a Chile y se coronó campeón de la copa Confederaciones.
El resultado final fue 1 a 0 y marcó la diferencia en un encuentro por momentos de alto nivel técnico y por lapsos dominado por la violencia de los chilenos.
Chile hacía un buen partido, era superior, le presionaba en terreno rival y tenía las mejores opciones. Pero llegó el minuto fatal, el del gol alemán.
Era el minuto 20, Marcelo Díaz recibe a la entrada del área propia, se da vuelta hacia la izquierda, le pincha el balón Werner, se lo gana, toca para Stindl que aparece solo y manda el balón al fondo del arco.
Esa escena quedará grabada en la historia del fútbol chileno, porque ese momento le quitó la final de la Copa Confederaciones a la «Roja» ante Alemania que con esa anotación, sólo con esa, se quedó con el partido y el título del torneo.
Los germanos no fueron superiores al cuadro de Pizzi, pero aprovecharon una de las pocas que tuvieron, no así Chile que se creó varias opciones, pero falló en los metros finales.
Hasta antes del gol «teutón», la escuadra nacional había tenido a lo menos tres oportunidades de haber abierto la cuenta. Pero se equivocaron una vez y los europeos no perdonaron y aprovecharon esa ventaja para de ahí en adelante manejar el partido y dejar pasar los minutos.
Marcelo Díaz tras su error se perdió en la cancha y nunca más fue el armador del equipo. Chile se desesperó y en el segundo tiempo se enredó y a ratos llegó al juego brusco. Buscaron, fueron, se entregaron, pero no pudieron ante un bien parado equipo alemán.
Polémica y llanto
La polémica del encuentro ocurrió a los 20 minutos del complemento cuando Gonzalo Jara le dio un codazo a Timo Werner y el árbitro serbio Milorad Mazic se apoyó en el VAR para amonestar al defensor chileno, quien debió haberse ido expulsado.
El llanto al final de los jugadores grafica la desgracia que se vivió en la cancha y que llevó a esta generación a perder su primera final en dos años.
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