Se apagó la vida del más grande golfista de la historia argentina y uno de los deportistas más destacados del país. Roberto De Vicenzo murió este jueves a los 94 años de edad.
En marzo de este año, el hombre nacido en Villa Ballester había estado internado en el Sanatorio Modelo de Quilmes tras fracturarse la cadera.
Ese accidente derivó en una internación en el Sanatorio Modelo de Quilmes. Después de ese episodio, fiel a su personalidad, se mantenía lúcido y de buen humor, pero su estado de salud se fue deteriorando.
La influencia de De Vicenzo en el crecimiento del golf argentino a nivel mundial fue vital, tal es así que, en su honor, el PGA Tour Latinoamérica decidió implementar el «Premio Roberto De Vicenzo» para los golfistas en cada temporada. Además, es miembro del Salón de la Fama del Golf mundial.
Criado en Migueletes, hijo de ferroviario, se afincó en Ranelagh, representando al golf club local y en su carrera profesional ganó 230 Abiertos de golf.
Su momento máximo como golfista se dio en el año 1967, cuando se quedó con el Abierto Británico, uno de los Majors del circuito masculino.
Un deportista con dignidad
La familia De Vicenzo siempre vivió en el partido de San Martín, primero en Chilavert y luego en Miguelete.
Allí, en la cancha de golf de Miguelete y en un entorno de carencias económicas, aprendió el oficio de caddie, pero su talento para este deporte y su fortaleza física terminaron prevaleciendo y trascendió en la elite del golf mundial.
Pero fundamentalmente, se ganó el corazón de todos después de reconocer su error en la firma de la tarjeta del Masters de Augusta de 1968, certamen donde marchaba como líder y terminó llevándose Bob Goalby.
Hoy, todo el deporte argentino llora a un deportista de enormes valores
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