¿No funciona? Lo atamos con alambre. La expresión tiene décadas, pero no pierde validez ni vigencia. Pinta de cuerpo entero las capacidades de los argentinos para solucionas sus problemas con lo que tienen a mano, aunque a veces la propuesta acaree un riesgo mayor al que se intentaba subsanar.
Los vecinos que residen sobre calle Santa Cruz al 400 son testigos de esto. Una conexión nueva requirió de la rotura del pavimento, que deberá estar precariamente tapado con tierra hasta que se pueda repavimentar.
Sin embargo, mientras culmina el período de afirmado de la base, una «mente brillante» decidió instalar una señal para advertir a un posible conductor distraído:
Un hierro, incrustado en una tarima y adornado con una bolsa pretende advertir sobre un riesgo casi inexistente, de un modo que sí resulta un obstáculo peligroso para el tránsito.
Esa precaria señal, que en horas de la noche se transformará en un peligro en sí misma, cuida a los automovilistas. Crucemos los dedos para que todos la vean.
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