Ötzi, el «hombre de hielo», es sin ninguna duda la momia más estudiada del mundo. Desde que fue encontrada congelada en los Alpes el 19 de septiembre de 1991, no ha dejado de fascinar a los científicos, quienes han conseguido arrancar muchos de sus secretos.
Para celebrar el 25 aniversario de su descubrimiento, investigadores de todo el mundo se reunieron en un congreso en Bolzano, Italia, donde han presentado las últimas novedades sobre este viejo europeo que vivió hace 5.300 años. Para empezar, podía no ser de los Alpes, como se creía hasta ahora, sino de la Toscana. Probablemente no trabajaba el metal, como los altos niveles de arsénico y cobre hallados en su pelo han llevado a asumir, y lo que es más fascinante: pudo ser asesinado debido a un conflicto personal unos pocos días antes de su fallecimiento.
Además, a pesar de su peso normal y estilo de vida activo, sufría una extendida calcificación vascular.
«En términos de su importancia para la ciencia, Ötzi no es solo una momia. Podría ser visto como un europeo típico de tiempos remotos y es valioso sólo por este motivo», ha explicado el antropólogo Albert Zink, de Eurac Investigación, responsable científico del congreso. «Ötzi está tan bien conservado como momia glaciar que sirve a los investigadores como modelo para el desarrollo de métodos científicos que luego pueden ser utilizados en otras momias».
Pero lo que más preocupa a los expertos es saber quién era el «hombre de hielo», qué papel jugó en la sociedad y lo que le ocurrió en los últimos días de su vida. «Procedimientos sofisticados, ahora disponibles para los científicos, nos están suministrando continuamente nuevas pruebas», apunta Angelika Fleckinger, directora del Museo de Arqueología del Tirol del Sur, que participó en la organización del congreso.
Del centro de Italia
Un nuevo hecho sorprendente descubierto sobre Ötzi viene de algo que portaba: su valiosa hacha de cobre. En contraste con lo que antes se presumía, el cobre utilizado en la hoja no viene de la región de los Alpes (se había sugerido el este o el norte del Tirol como la procedencia más probable) sino del centro de Italia. El equipo de Gilberto Artioli, de la Universidad de Padua, ha descubierto que el metal había sido obtenido a partir de un mineral extraído en el sur de la Toscana.
Con el fin de determinar su origen, los científicos italianos tomaron una pequeña muestra de la hoja y compararon la proporción de isótopos de plomo -una especie de «huella digital» de los depósitos de mineral que se mantiene inalterada en cualquier objeto posteriormente hecho a partir del mineral- con los datos correspondientes de numerosos depósitos de minerales en Europa y en toda la región mediterránea. El resultado indicó de manera inequívoca al sur de la Toscana.
«Nadie estaba preparado para este hallazgo. Vamos a encargar nuevos análisis con el fin de volver a verificar estos primeros resultados», reconoce Fleckinger. Si se confirman los resultados originales, esta nueva evidencia puede plantear una hipótesis emocionante: ¿Era Ötzi un comerciante que viajaba por el área que hoy es Florencia? ¿Qué tipo de vínculos comerciales había con el sur? ¿El intercambio de mercancías también implicaba movimientos de la población?
La hipótesis del cobre
Otra cuestión largamente debatida entre la comunidad científica es si Ötzi estaba involucrado en el proceso de fundición del cobre. Los científicos han defendido esta tesis, por los niveles de arsénico y cobre medidos en el pelo de la momia, un hecho que posiblemente se podría explicar, por ejemplo, al respirar el humo que se libera al fundir el metal.
Wolfgang Müller, de la Universidad de Londres, ha utilizado espectrometría de masas con láser y otras técnicas novedosas para examinar no sólo el pelo, sino también muestras de las uñas, piel y órganos de Ötzi para comprobar una posible contaminación con metales pesados.
Los hallazgos, hasta ahora todavía provisionales, sugieren que la hipótesis de que Ötzi estuviera involucrado en el procesamiento del metal era prematura. Müller encontró valores de arsénico ligeramente elevados en la uña, pero no en otras muestras de tejido. Los niveles de cobre planteados sólo estaban presentes en las extremidades y esto se correlaciona con otros indicadores de cambio, por lo que es dudoso establecer una contaminación con metales pesados para el tiempo de la vida real de Ötzi: los valores planteados también podrían ser debidos a las influencias ambientales durante los 5.000 años desde su muerte.
Enfermedad hereditaria
Una nueva tomografía computarizada (TC) del «hombre de hielo» fue realizada por los radiólogos Paul Gostner y Patrizia Pernter en enero de 2013 en el Hospital de Bolzano. Para ello se utilizó un escáner CT de la última generación que, gracias a su gran abertura, permitió a los médicos desplazar a Ötzi rápidamente a través de la máquina de pies a cabeza a pesar de la forma en ángulo en la que cuelga su brazo. Además de la calcificación vascular en las arterias de su estómago y las piernas ya conocida, la prueba permitió detectar tres pequeñas áreas de calcificación cerca de los tractos de salida del corazón, que hasta entonces habían escapado del escrutinio de los médicos. Esto corrobora la idea de que Ötzi tenía una fuerte predisposición genética a las enfermedades cardiovasculares, razón principal de su arterioesclerosis general.
Alguien le odiaba a muerte
Ötzi fue asesinado. Una punta de flecha fue descubierta en 2001 clavada en su hombro izquierdo. Pero, ¿cuáles fueron las circunstancias que rodearon su muerte? En 2014, Alexander Horn, inspector jefe del Departamento de Investigación Criminal de Munich, investigó el «caso del asesinato de Ötzi» utilizando los últimos métodos criminológicos.
Los resultados de esa investigación fueron que Ötzi probablemente no se sentía amenazado poco antes de su asesinato, porque la situación en el lugar Tisenjoch donde fue encontrado indica que había estado descansando mientras disfrutaba de una buena comida. No se imaginaba lo que se le venía encima. En los días previos al asesinato había sufrido una lesión en su mano derecha, probablemente como resultado de defenderse durante el curso de un altercado físico. No hay más lesiones, y esto podría servir para indicar que no había sido derrotado. La flecha que recibió después, que era probablemente mortal, parece haber sido lanzada desde una gran distancia y se llevó a la víctima por sorpresa, de lo cual se puede inferir que se trataba de un acto a traición.
Otros resultados médicos sugieren que la víctima cayó y que el autor del crimen no utilizó más violencia. Probablemente no quería correr el riesgo de un altercado físico, así que en su lugar optó por un ataque a larga distancia para matar al «hombre de hielo». Como objetos de valor como el hacha de cobre fueron encontradas en la escena del crimen, el robo puede ser excluido como motivo. La razón puede deberse a algún tipo de conflicto personal, como el encontronazo anterior, «un patrón de comportamiento que prevalece aún hoy en día en la mayor parte de los delitos de asesinato», según explica Horn.
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