Un grupo internacional de astrónomos anunció este miércoles el hallazgo de un sistema estelar con siete planetas de masa similar al nuestro, tres de los cuales se encuentran en una zona habitable y podrían albergar océanos de agua en su superficie.
Los planetas se encuentran a 40 años luz de la Tierra. Orbitan alrededor de Trappist-1, una estrella de «poca» masa y «fría».
Por sus condiciones, existe la posibilidad de que pudieran acoger vida. Tres de estos mundos se encuentran dentro de una zona considerada como «habitable», por la distancia que los separa de Trappist – 1.
Pero el coinvestigador del proyecto, Amaury Triaud, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, dijo que si el planeta más alejado tiene una atmósfera que atrapa eficientemente el calor -un poco más como la atmósfera de Venus que la de la Tierra- podría ser habitable.
«Sería decepcionante si la Tierra representa la única posibilidad para la habitabilidad en el Universo», dijo Triaud a la BBC.
Michaël Gillon, astrónomo de la Universidad de Lieja, Bélgica, e investigador principal del proyecto, dijo que «los planetas están muy cerca uno del otro y muy cerca de la estrella, lo que recuerda mucho a las lunas alrededor de Júpiter».
«Sin embargo, la estrella es tan pequeña y tan fría que los siete planetas son templados, lo que significa que podrían tener agua líquida y, por extensión, quizás vida en su superficie», agregó.
El sistema descubierto tiene tanto el mayor número de planetas del tamaño de la Tierra como el mayor número de mundos que podrían contar con agua líquida en superficie hallados hasta la fecha.
Los planetas, cuyo descubrimiento apareció en la revista Nature, fueron detectados usando el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA y varios observatorios en tierra.
Los seis planetas internos parecen tener órbitas coordinadas entre sí.
Esta armonización parece ser resultado de interacciones tempranas en la evolución del sistema planetario.
Búsqueda de oxígeno
La siguiente fase de la investigación consiste en buscar gases clave como oxígeno y metano, que podrían aportar pruebas sobre lo que sucede en la superficie, explica David Shukman, editor de Ciencias de la BBC.
«La emoción en torno a este último descubrimiento se debe no solo al hecho de que muchos de los planetas son del tamaño de la Tierra. También a que la estrella Trappist-1 es convenientemente pequeña y tenue. Esto significa que los telescopios no se ‘deslumbrarán’ como sí lo harían al apuntar a estrellas mucho más brillantes», comenta Shukman.
«Así, se abre una fascinante vía de investigación de estos mundos y sus atmósferas», agrega.
Los astrónomos confirman que debería ser posible estudiar las propiedades atmosféricas de los planetas con telescopios.
«El telescopio espacial James Webb, el sucesor de Hubble, tendrá la posibilidad de detectar ozono si es que esta molécula está presente en la atmósfera de alguno de los mundos», dijo el coautor de la investigación, Brice-Olivier Demory, de la Universidad de Berna, Suiza.
«(El ozono) podría ser un indicador de la actividad biológica en el planeta», agregó.
Pero el astrofísico también advierte que debemos ser extremadamente cuidadosos al inferir actividad biológica desde lejos.
Algunas de las propiedades de las estrellas frías y de poca masa podrían suponer desafíos para el desarrollo de la vida. Por ejemplo, algunas son conocidas por emitir grandes cantidades de radiación en forma de llamaradas, que tiene el potencial de esterilizar las superficies de los planetas cercanos.
Video de la Nasa:
La superficie del planeta Trappist-1d (realidad virtual
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