Osiris Rex, la primera sonda estadounidense en viajar a un asteroide (el Bennu), partirá este jueves desde la base de lanzamiento de Cabo Cañaveral y llegará a su destino tras un viaje de dos años.
Servirá para catalogarlo (en tanto objeto cercano) así como para analizar su superficie, mapearla en 3D, aproximarse, recolectar muestras y traerlas de vuelta a la Tierra.
La misión, que según informó la NASA se viene preparando desde hace años, viajará hasta orbitar el asteroide que con a sus 492 metros de diámetro entra dentro de la categoría de los NEO -como se denomina a los objetos cercanos a la Tierra- y que amenaza con pasar demasiado cerca del planeta en el siglo XXII.
La nave viajará por el espacio durante dos años y se prevé que llegue a la órbita de Bennu en agosto de 2018, cuando a través de sus cinco instrumentos mapeará la superficie del asteroide, identificará sus minerales y químicos y seleccionará un lugar para aproximarse y tomar las muestras.
Osiris Rex, un NEO que puede rozar la tierra
«Desde hace unos años la NASA está estudiando los NEO, que son mayormente calificados como asteroides y tienen la particularidad de que sus órbitas pasan cerca de la Tierra. El primer objetivo es catalogarlos para estar atentos ante su pasaje cercano y tener planes de contingencia», explicó a Télam el astrónomo César Bertucci, quien trabaja con la NASA en el proyecto Cassini-Huygens.
Como se considera que Bennu «es bastante antiguo y que pudo haber estado ahí en los comienzos del sistema solar, y que tiene gran cantidad de carbono, se piensa que pueden tener materiales prebióticos asociados a los comienzos de la vida», explicó el investigador del Conicet y del Instituto de Astronomía y Física del Espacio.
Por eso, en julio de 2020 la nave tocará la superficie del asteroide para recolectar muestras a través de un brazo retráctil y guardarlas en una cápsula; en este movimiento residen las principales dificultades de la misión.
La nave viajará por el espacio durante dos años y se prevé que llegue a la órbita de Bennu en agosto de 2018
Por un lado, «es muy difícil el tema de acercarse hasta posarse sin saber cómo es el tipo de suelo. Uno no sabe a priori cuál es la consistencia de la superficie. Por eso puede ser que la nave rebote, por ejemplo», sostuvo el astrónomo, y agregó que «siempre orbitar alrededor de un objeto pequeño tiene su problema».
La influencia de la distancia
«Desde el punto de vista de la navegación va a ser bastante sensible. Además, este tipo de decisiones no se hacen en tiempo real porque la comunicación tarda su tiempo, por eso se utilizan modelos en los que se prevén los movimientos» y luego se ejecutan, continuó.
Por otro lado, «todas las misiones que retornan muestras tienen que tratar que estas lleguen sin alteración a la Tierra, que no se contaminen. Por eso, la sonda tiene que estar previamente esterelizada, lo que es un proceso más riguroso de lo usual», detalló Bertucci, y precisó que Osiris Rex lleva para ello una cápsula especial en el cuerpo de la nave.
En marzo de 2021 se abrirá la ventana para emprender el retorno a la Tierra, a donde se espera que la nave se acerque en septiembre de 2023. Una vez que Osiris Rex alcance la distancia indicada, la cápsula con las muestras será eyectada de la nave y aterrizará con la ayuda de un paracaídas al sur de Salt Lake City, en el estado de Utah.
Bennu se mueve a más de 100.000 kilómetros por hora y debido a su órbita, cada seis años se acerca a la Tierra; en 2135 se espera que pase a 299.338 kilómetros del planeta, una distancia menor de la que nos separa de la Luna (alrededor de 384.000 kilómetros).
Esta cercanía fue uno de los motivos por los que se eligió viajar a este asteroide, ya que se lo puede alcanzar en poco tiempo. Pero también se eligió por su tamaño.
Nuevas fronteras
«Es importante que estos NEO no sean tan chicos así las sondas los pueden orbitar, ya que los más pequeños sufren tironeos por parte de otros cuerpos y sus órbitas no son tan predecibles», detalló Bertucci, que también destacó que este asteroide «rota lentamente, lo que le permite a la sonda darle una velocidad angular más adecuada para tocar sobre el objeto».
Osiris Rex es la tercera misión del programa New Frontiers de la NASA, de la que forman parte Juno -la sonda de exploración de Júpiter- y New Horizons, lanzada para explorar Plutón y el cinturón de Kuiper.
Sin embargo, no es el primer intento de aterrizar en un asteroide, una proeza que realizó en 2005 la nave de la agencia espacial japonesa JAXA, que recogió y trajo muestras de vuelta a la Tierra en 2010.
Comentarios