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La increíble historia de Gualicho, el dinosaurio carnívoro de Patagonia (video)

Presenta similitudes con el Tiranosaurio Rex. Tuvo unos 6 metros de longitud y un peso medio de más de 450 kilos.

Gualicho, un ejemplar fósil de un insólito dinosaurio carnívoro procedente de la Patagonia argentina, fue presentado esta semana en Buenos Aires, después de un accidentado periplo en el que el esqueleto, hallado en 2007, incluso llegó a desaparecer tras volcar un camión que llevaba a los paleontólogos.

«Lo que encontramos es un nuevo linaje de dinosaurio carnívoro de la Patagonia argentina del periodo cretácico», explicó Sebastián Apesteguía, paleontólogo argentino, quien detalló que la particularidad de este nuevo grupo se encuentra en las manos, con sólo dos dedos, semejantes a las del Tiranosaurio Rex.

Apesteguía, quien lideró el equipo que halló e investigó los restos fósiles, participó en la presentación de este nuevo ejemplar en la capital argentina, durante un acto en el que explicó los detalles del descubrimiento y destapó una réplica del ejemplar, acompañado del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao.

Los huesos encontrados conforman un esqueleto parcial de un terópodo que tuvo unos 6 metros de longitud y un peso medio de más de 450 kilos y que, según las investigaciones, pudo formar parte de un grupo emparentado con los carcarodontosaurios, los mayores animales carnívoros de la especie que poblaron el hemisferio sur.

 

Material valioso

Una de las posibles hipótesis de parentesco que manejan, dijo el científico, es que el ejemplar tenga una identidad semejante a la del Deltadromaeus africano de la misma época, por la similitud de muchos de sus huesos, aunque, apuntó, «del Gualicho se conocen brazos y del grupo africano, no».

Según el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), estos restos aportan un valioso material que ayudará a entender cómo fue y por qué se produjo la evolución de los dinosaurios carnívoros de la Patagonia argentina.

Los primeros pasos de la accidentada investigación para encontrar los restos del animal se dieron en 1999.

El equipo de Apesteguía encontró pequeños restos de dinosaurios petrificados cerca de un embalse en la provincia de Río Negro, dentro de la finca de un vecino del lugar, que posteriormente puso muchos problemas a los científicos para que pudieran acceder al terreno.

Así, no fue hasta 2007 cuando, gracias a una colaboración con el Field Museum de Chicago, se desplazaron durante más de dos semanas hasta el lugar para buscar todos los restos, un intenso periodo de trabajo que permitió a la paleontóloga japonesa Akiko Shinya encontrar el esqueleto casi completo del dinosaurio, al que le pusieron su apellido.

Como gualicho

Sin embargo, un accidente de uno los vehículos destinado a transportar los huesos frenó la investigación temporalmente y el dinosaurio quedó en el lugar protegido con yeso.

Luego, un cambio de las autoridades locales impidió la continuidad del proyecto, y, misteriosamente, el dinosaurio desapareció, hasta que, en 2012 se descubrió que el fósil estaba en manos del personal del Museo Patagónico de Ciencias Naturales de Río Negro -donde todavía permanece-, que lo cedió al equipo de trabajo original.

Sorteadas las numerosas dificultades, el equipo de paleontólogos reinició los trabajos para reconstruir la identidad del ejemplar, al que denominaron Gualicho, una palabra de la cultura originaria argentina tehuelche que hace referencia a la mala suerte.

Los resultados de la investigación los plasmaron en el estudio «Un inusual terópodo nuevo con manos de dos dedos, procedente del Cretácico Superior de Patagonia», que fue publicado en el último número de la revista científica Plos One.

 

 

 

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