En el 2012 quien metió la pata fue Amado Bouduo. A la hora de los discursos, el ex vicepresidente de la Nación confundió Río Grande con Río Negro y faltó el respeto a los miles de vecinos que se congregaron frente a los monumentos a los caídos en Malvinas con motivo de la Vigilia de cada año.
Esta vez, quien evidenció claras muestras de desconocimiento acerca de la situación local fue el ministro de Educación nacional, Esteban Burllrich, quien llegó a Río Grande junto al ministro Frigerio para asistir también a la Vigilia.
En un breve contacto con la prensa, el titular de la cartera educativa hizo referencia al conflicto que mantienen los trabajadores con el Ejecutivo y confundió el acampe que realizan los sindicatos estatales en Ushuaia con la toma de la Casa de Gobierno, ocurrida en mayo de 2013.
Lo cierto es que una vez más queda evidenciado que la situación que atraviesa la provincia de Tierra del Fuego poco importa e interesa a los funcionarios nacionales, que insisten con la idea de que la forma de Gobierno federal de nuestro país es un buen slogan y que, para su beneficio, el límite argentino se debería trazar en la avenida General Paz.
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