Lejos de los intentos de diálogo entre el gobierno provincial y el sindicalismo, los distintos actores políticos parecen abonar a cada hora los choques políticos, adoptando actitudes que sorprenden y hasta preocupan a todos los que desean que se encuentre el camino de la paz social.
La conferencia de prensa dada hoy por el Intendente de Ushuaia dejó en claro rotundamente que los enfrentamientos internos en el Frente para la Victoria representan un serio escollo para encontrar la solución a la crisis que tiene en vilo a la provincia.
Dejando en el olvido su posicionamiento de hace dos meses cuando apoyó las reformas impulsadas por el gobierno y votadas por la Legislatura, Walter Vuoto llamó ahora a Rosana Bertone a deshacer todo lo legislado, porque “retroceder no es perder”.
“Hay que repartir y dar de vuelta (sic)”, propuso el líder de “la cámpora” tomando definitiva distancia de Rosana Bertone quien casi simultáneamente, en Buenos Aires, declaraba que “No tengo diputados nacionales”, explicitando de forma llamativa su pelea con los legisladores nacionales del Frente para la Victoria.
Como Sciurano, metido impúdicamente en la carpa del reclamo estatal, Vuoto apareció con un discurso políticamente correcto (“Interpretamos lo que dice el pueblo”) teniendo a su favor el simple detalle de que a él no le toca administrar la crisis económica de la Provincia.
Las suspicacias terminaron de tomar forma minutos antes de la conferencia de prensa cuando se supo que el intendente de Ushuaia había tenido una reunión secreta de trasnoche y en vivienda particular con dirigentes sindicales y uno de los legisladores del FpV, Ricardo Romano quien aparece como la cabecera de playa de la intención de Vuoto de quebrar el bloque en la Legislatura para empezar a cogobernar.
Sin que nadie hubiera puesto el tema en el tapete, fue el mismo Vuoto el que introdujo la palabra más odiada de todas en la discusión política. “No tengo ánimo destituyente”, aseguró el camporista, abriendo un ancho canal de sospecha y dudas sobre el verdadero trasfondo de su voltereta política y la de varios que marchan con él.
En ese marco, llama poderosamente la atención el silencio del resto del bloque oficialista en la Legislatura. Algunos, se sabe, son leales a Bertone desde la primera hora. Pero varios de ellos siguen siendo destinatarios de continuos llamados y sugerencias para que sigan el camino de Romano.
Nadie sabe qué pasará en las próximas horas, pero lo cierto es que el enfrentamiento con los gremios no parece ser el problema más grave con el que la gobernadora deberá lidiar en los próximos días y, quizás, a mediano plazo también.
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