La presunta utilización de ejemplares de Pingüinos de Magallanes como carnada para las pesquería del cangrejo azul en el sur de Chile ha propiciado una investigación de parte de la justicia de ese país para intentar determinar la veracidad de la denuncia realizada, primero por grupos ambientalistas y luego por funcionarios de distintas dependencias.
La información surgió hace algunos días en medios chilenos, quienes dieron cuenta de una investigación iniciada por la Fiscalía de Quellón, a partir de una denuncia de grupos ecologistas que indicaron que la matanza de pingüinos magallánicos e incluso lobos marinos, se habría dado en la Isla Leguas, ubicada al sur de la Isla Grande de Chiloe, una zona donde abundan los barcos dedicados a la pesca de jaiba, tal el nombre que se da allí al cangrejo azul.
Según datos preliminares y aún no confirmados por la justicia de ese país, se estima que unos dos mil pingüinos podrían haber sido muertos a palazos con el fin de utilizar su carne en las jaulas que los barcos tiran al mar para capturar los cangrejos.
El Fiscal Rodrigo Valladares, del Ministerio Público de Quellón, explicó “esta es una investigación que se inicia hace algunos meses, con informaciones proporcionadas por personas que trabajan en labores de mar. Se investiga la acción, no poco frecuente, de atentar contra la fauna protegida”, dijo el funcionario judicial.
Las autoridades explicaron que en principio será difícil dimensionar el daño provocado a las colonias de pingüinos de Magalles que existen en esa zona, máxime cuando se trataría de una práctica extendida en el tiempo por parte de pescadores que frecuentan esas islas.
Por otra parte, según reproducen medios chilenos, el Subcomisario de la Brigada de Delitos Ambientales de la Policía de Investigaciones de Valdivia, Víctor Casanova, quien tuvo a su cargo las diligencias, señaló que “logramos identificar un sitio de nidación de pingüinos magallánicos y evidencias que daban cuenta de una matanza sistemática de esta especie, como sangre y restos de plumas. Al regresar nos encontramos con una lancha, donde constatamos también las plumas de los pingüinos”, dijo el funcionario.
En una inspección que realizaron funcionarios del Ministerio de Bienes Nacionales de Chile a la zona de las Islas Gualipcán, de las cuales la Isla Leguas es parte, llamó la atención que sólo pudieron divisar dos pequeños grupos de pingüinos con no más de 25 ejemplares cada uno, cuando por las características del lugar suelen verse colonias con centenares de aves de esa especie.
Al ser consultado sobre el tema, el Dr. Pablo García Borboroglu, investigador del CONICET, dijo haber tomado contacto con el caso a través de las noticias aparecidas en los medios de ese país, pero indicó que desde hace años se viene escuchando sobre la utilización del pingüino como carnada para las pesquerías en el Pácifico sur e incluso que en algún momento se involucró a empresas dedicadas con la cría de salmones con esa situación.
Con todo, García Borboroglu fue cauto en cuanto a la dimensión de los hechos denunciado, toda vez que las informaciones que surgen de los informes periodísticos dan cuenta de que en las inspecciones realizadas por funcionarios se encontraron plumas y también algunos esqueletos, algo que podría ocurrir en cualquier colonia de dimensiones del planeta, ya que son aves que mudan habitualmente su plumaje y siempre mueren ejemplares.
También apuntó que la región sur de Chile presenta una característica geográfica que no sólo dificulta las tareas de control por la multiplicidad de accidentes costeros, que además da lugar a pequeños asentamientos de pescadores pudieran estar utilizando a estas aves marinas e incluso lobos como carnada para sus pesquerías.
Tráfico de pingüinos
En otro sentido, el investigador y presidente de la Global Penguin Society, aseguró que otro de los problemas graves que hoy enfrentan las poblaciones de pingüinos en distintas partes del mundo tiene que ver con el tráfico de animales para su colocación en colecciones o acuarios privados.
García Borboroglu afirmó que incluso en el sur de Chile se han detectado casos de intentos de tráficos de pingüino Rey a un valor de US$200 por ejemplar, en una situación a todas luces irregular. Una situación similar se da en Namibia, donde se ha denuncia el tráfico de Pingüino del Cabo a países del oeste asiático para colecciones privadas.
No tan lejos de nuestras cosas, en Uruguay, se hizo pública hace poco más de una década una maniobra de tráfico ilegal de pingüinos desde un centro de recuperación para aves empetroladas. En aquella oportunidad la operación apuntaba a medio centenar de pingüinos que tenían como destino Europa y de manera más reciente, en el año 2012, grupos ecologistas frustraron una maniobra por la cual desde ese país se intentaba colocar pingüinos en Japón, los cuales tenían como aparente destino al que por entonces era el segundo acuario más grande de ese país y que estaba ubicado en una torre de grandes dimesiones inaugurada poco tiempo antes en la capital nipona.
(Fuente: Diario Jornada)
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