Finalmente se develó el misterio respecto a si en el discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa se haría un racconto de la herencia recibida. No solo fue así, sino que fue lapidario. A eso dedicó Mauricio Macri la primera mitad de su mensaje de 61 minutos, iniciado poco antes de las 11.30, en la que habló respecto del anterior Gobierno de “impericia” y hasta “corrupción”.
El primer mandatario arrancó su primera apertura de sesiones como presidente de la Nación, asegurando que en la Argentina hoy se vive “un contexto de optimismo”, y si bien aclaró “las diferencias que hay y deben existir entre los distintos bloques de este Congreso, tenemos grandes coincidencias: queremos una Argentina desarrollada y el bienestar de nuestra gente”, ante lo cual pidió focalizar “nuestras energías en tratar de ver cómo hacer crecer este país; cómo mejoramos su salud, su educación, su seguridad, cómo generamos empleo, cómo reducimos la pobreza y llevamos felicidad a todos los argentinos”.
Habló de una “brecha enorme” entre la Argentina que tenemos y la que nos merecemos, y se quejó del aislamiento del mundo al que se sometió a la Argentina, “pensando que el mundo nos quería hacer daño”. De nada sirvió, dijo, “esa búsqueda de falsas culpas y causas”. Por el contrario, aseguró que “lo único que nos trajo es una inaceptable cantidad de compatriotas en la pobreza; instituciones sin credibilidad y un Estado enorme que no ha parado de crecer y no brinda mejores prestaciones”.
“Tenemos leyes que reconocen muchísimos derechos, pero quedan solo en el papel”, sostuvo.
Macri aseguró que “somos un gran país, con una enorme capacidad, y vamos a salir adelante por la capacidad, el talento, la creatividad y la fuerza de nuestra gente”, pero reclamó en principio “reconocer que no estamos bien, aunque nos duela, pero es la forma de poner el punto de partida en búsqueda de ese horizonte que todos soñamos”. Dijo entonces que venía al Congreso a proponer “una hoja de ruta en la cual espero que se apasionen”.
“Nos toca gobernar en un año histórico: el año del Bicentenario, espero que estemos a la altura de los desafíos”, señaló, cosechando el primer aplauso cerrado de su discurso. Iban tres minutos de su discurso y comenzó del detalle minucioso y crítico de la herencia recibida, graficándolo en la necesidad de “ser claro sobre el punto de partida”, ya que “venimos de años en los que el Estado ha mentido sistemáticamente, confundiendo a todos y borrando la línea entre la realidad y la fantasía. Así, la credibilidad y la confianza fueron destruidas”.
El presidente aseguró que “encontramos un Estado desordenado y en mal gestionado, con instrumentos de navegación rotos; se ocultó información, faltan documentos, no hay estadísticas, cuesta encontrar un papel”, denunció, advirtiendo a continuación que en los años que van del 2006 a 2015 “los argentinos pagamos al Estado nacional casi 694 mil millones de dólares que en la década del 90. Pese a eso encontramos un Estado con dificultades para resolver sus principales responsabilidades”.
“Más recursos no implicaron una transformación de nuestras escuelas, o una mejora en la seguridad; más recursos no permitieron siquiera reducir los problemas estructurales e indigencia”, advirtió. Se quejó también de “la falta de planeamiento y de un pensamiento responsable de largo plazo; sumado a la corrupción, la desidia y la incompetencia”, que hicieron que “hoy nos encontremos con un Estado con poca o nula capacidad para poder atender sus obligaciones”.
“No podemos tolerar que en un país como el nuestro, con tanta riqueza, todavía mueran chicos de hambre”, y luego citó al último informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, que indica que “el 29% de los argentinos está en la pobreza y el 6% vive en la indigencia. Además, alrededor del 42% de la población carece de cloacas, el 13 no tiene agua corriente y más del 40 no tiene conexión a la red de gas”, detalló.
Macri señaló que “el modelo de inclusión y crecimiento del que tanto habló el gobierno anterior, nos llevó a la pobreza y la exclusión”. Sostuvo en ese sentido que “hace una década que la Argentina es uno de los países de mayor inflación del mundo, con un promedio anual arriba del 20%, y una inflación acumulada de aproximadamente el 700% en los últimos diez años”.
Atribuyó esa inflación a “la utilización del Banco Central para financiar el gasto público y atender los servicios de la deuda, tanto emitiendo pesos como usando sus reservas”, todo lo cual “sometió a la población a una suba de precios constante, que daña sobre todo a los hogares que menos tienen”.
“Aun con casi 694 mil millones de dólares de ingreso extra, encontramos un Estado cuyo déficit es uno de los mayores de la historia de nuestro país: 7% del PBI”, señaló, lo cual implica que “a pesar de contar con tantos recursos, el Estado gastó más de lo que podía, emitió de manera irresponsable y generó inflación”.
Macri señaló que esto sucedió en el momento de “mayor presión fiscal de la historia”, y recordó que al mismo tiempo que “el Estado concentró recursos de las provincias de forma unitaria y centralista, como nunca en las últimas décadas”.
Recordó que 13 años atrás, en el Congreso el presidente Néstor Kirchner habló de la importancia de los superávit gemelos, especialmente del superávit fiscal. “Eso después fue dejado de lado”, lamentó.
El presidente destacó también haber recibido un Banco Central “en crisis”, con reservas que cayeron de 47 mil millones de dólares a cerca de 25 mil desde que se impuso el cepo. “La Argentina tiene uno de los menores porcentajes de reservas del PBI de América Latina”, destacó, advirtiendo sobre “una delicada situación fiscal, una de las peores de las últimas décadas”, que atribuyó a “la irresponsabilidad e incompetencia de la anterior gestión”, y dijo que “va a llevar un tiempo ordenar el Estado, pero estamos comprometidos a hacerlo”.
Luego insistió: “Nos encontramos con un país lleno de deudas; de infraestructura, deudas sociales, de desarrollo; en estos años de vacas gordas no ahorramos, sino que nos comimos nuestro capital, como tantas veces nos ha pasado”, señaló, para referirse luego al conflicto con los holdouts, respecto a lo cual expresó que “dependerá de este Congreso si terminamos o no de cerrar este conflicto que lleva 15 años. Confío que va a primar la responsabilidad sobre la retórica”, y anticipó que “vamos a construir los consensos necesarios”.
Aseguró que el conflicto les costó caro a los argentinos, favoreciendo a los tenedores de bonos que se enriquecieron con eso. “La deuda pasó de 3000 a 11 mil millones de dólares”, y mientras esa deuda aumentaba “se pagó al Club de París, sin negociar, intereses y punitorios, y lo peor es que seguimos teniendo la peor calificación en ese instituto de crédito. Calculó entonces que el no acceso al crédito le costó a la Argentina cien mil millones de dólares y más de dos millones de puestos de trabajo que no se crearon.
En ese sentido sostuvo que durante los últimos cuatro años no creció el empleo en la Argentina, tanto por la inflación, como por las trabas que ponía el Estado a las personas y las empresas.
“El Estado fue obstáculo en vez de ser estímulo y sostén”, aseguró.
Calculó que alrededor de un millón 200 mil personas “están desempleadas”, y aproximadamente 3.800.000 argentinos trabajan en negro. Lo que sí aumentó, dijo, fue el empleo público, pero “sin mejorar los servicios que presta el Estado”. Entre 2003 y 2015 la cantidad de empleados público “creció un 64%; pasó de 2.200.000 empleos a 3.600.000. Encontramos un Estado plagado de clientelismo, de despilfarro y corrupción; un Estado que se puso al servicio de la militancia política y que destruyó el valor de la carrera pública”, mucho de lo cual atribuyó a la corrupción.
En esa materia aseguró que “la corrupción mata, como lo demostraron Cromañón, la tragedia de Once y las rutas de la muerte; en cada área de Gobierno encontramos ejemplos de falta de transparencia, ineficiencia y en muchos casos corrupción”, denunció, asegurando que “la corrupción no debe ni puede quedar impune” y reclamó darle las herramientas necesarias al Poder Judicial para que trabaje en forma “independiente pero con tiempos veloces”.
Garantizó en ese sentido el fortalecimiento de la Oficina Anticorrupción, que “encontramos desmantelada”.
“Mayor gasto público no implicó mejores políticas públicas”, sostuvo, afirmando que “nos encontramos con un Estado débil, con fuerzas de seguridad mal equipadas, mal remuneradas, mal entrenadas y maltratadas; entre la incompetencia y los traumas ideológicos, casi todas las políticas de seguridad de los últimos años han sido un fracaso; por eso los argentinos tienen miedo y se sienten desprotegidos”, remarcó.
Sostuvo que “la inseguridad no es una sensación, es un flagelo que ha sido negado sistemáticamente”, y destacó que desde 2008 no se publican datos del delito. Advirtió en la materia que “estamos en 3.400 homicidios por año”, lo que representa un crecimiento del 40% respecto de 2008. “Hoy la Argentina es un país próspero para los narcotraficantes”, denunció, asegurando que “somos un país que recibe droga, la transforma, la vende internamente, y la exporta”, detalló, asegurando que según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, la Argentina es el tercer país proveedor mundial de cocaína.
Aseguró que “el consumo ha crecido exponencialmente, empujado por un narcotráfico que se siente libre para expandirse”. En ese sentido dijo que “nuestras fronteras están virtualmente indefensas, ya que solo el 17% está radarizado; encima nuestra capacidad de defensa aérea es muy escasa”.
Cosechó otro aplauso al señalar que “será tarea de la justicia investigar si esta situación que recibimos fue fruto de la desidia, la incompetencia o de la complicidad”.
En materia de educación, se quejó por los “severos problemas de calidad”, la falta de capacitación de los maestros y las carencias en infraestructura. Reconoció como “muy positivo” la apertura de nuevas universidades, pero advirtió que “también muchas de ellas han sido espacios de militancia política más que de excelencia académica”.
Habló también de las dificultades de la salud pública, y en ese sentido puso como ejemplo el PAMI, donde dijo que “encontramos despilfarro y corrupción, como en las peores épocas”. También puso como ejemplo de uso de recursos para la militancia política lo sucedido en el Hospital Posadas.
“Donde más decadencia hemos encontrado es en nuestra infraestructura”, señaló, considerando “indignante” que “no faltaron recursos, se hicieron muchísimas licitaciones y se gastó muchísimo dinero. Sin embargo, prácticamente todas nuestras rutas, puertos, trenes, comunicaciones, están deteriorados o saturados”. Comenzó citando el caso del déficit energético heredado, lo cual, dijo “pone una enorme presión sobre nuestros recursos fiscales”, y aseguró que desde 2003 a 2014 “se perdió un stock de reservas equivalente a casi dos años de producción de petróleo y más de 9 años de producción de gas”, lo que significa una pérdida de 115 mil millones de dólares.
Habló también de la falta de control y corrupción en la importación de energía. “La ausencia de incentivos a la inversión se vio sobre todo en el mercado eléctrico”, sostuvo, atribuyendo a eso las causas de los cortes de luz, cuadruplicados entre 2003 y 2014.
Se quejó también porque el desarrollo de las energías renovables “es casi nulo”.
Habló también de “enormes problemas” en la conexión física, y afirmó que “el 40% de las rutas está en pésimo estado, pese a que en los últimos años el presupuesto en vialidad aumentó más de 10 veces”. Puso énfasis en destacar que “los costos de obra se cotizaron a casi el doble del promedio de obras equivalentes en Latinoamérica”.
Asimismo, sostuvo que la inversión se distribuyó según conveniencias políticas y no de acuerdo a un plan vial federal. “Hay más de 930 obras iniciadas, que estaban paralizadas o semiparalizadas a diciembre de 2015; se dejó una deuda de más de 1300 millones de pesos” y terminarlas llevaría más de 123 mil millones de pesos, denunció.
En su discurso ante la Asamblea Legislativa, Macri sostuvo que “lo mismo pasó con los ferrocarriles”, asegurando que “tras décadas de abandono el sector fue perdiendo competitividad”.
“Todos estos problemas llevaron a nuestro país a una pérdida de competitividad, con una economía cada vez más cerrada y temerosa”, se quejó, advirtiendo que “en un mundo globalizado estamos obligados a competir”.
Llevaba 23 minutos de discurso, cuando puso fin a la enumeración de datos referidos a la era K. “Podría seguir todo el día -dijo-, pero por respeto a todos ustedes aquí presentes, y a los argentinos que están mirando, voy a cortar acá”, pero se comprometió a publicar todos los datos área por área “para que todos los argentinos sepan el estado en que estaba la Argentina en diciembre de 2015”, ante lo cual recibió su primer gran ovación en el recinto.
“Este diagnóstico no debe servir para deprimirnos, ni siquiera para enojarnos; sino para tomar conciencia de la magnitud del desafío que tenemos por delante”
Macri remarcó que “los argentinos juntos podemos superar cada uno de estos problemas; no estamos condenados a vivir mal, a vivir tensos, a vivir con miedo e inseguridad”, y pidió levantar la vara para compararnos “con todo lo que podemos hacer, ese es el desafío”.
El presidente destacó los cambios en el vínculo con el mundo, la relación con la justicia, el diálogo con los gobernadores y el trato con la prensa, y dijo que “es momento de unir a los argentinos y respetar nuestras diferencias”.
Evocó la convocatoria a los gobernadores realizada al inicio de su mandato, “más allá de que la mayoría no pertenece a Cambiemos”, y les agradeció “por su generosidad de aceptar esta nueva forma de trabajar en equipo”.
Aseguró que “para nosotros el poder no es propiedad de nadie, queremos realmente la división de poderes”.
Ante el inicio del año parlamentario, convocó a ser “parte de este mismo equipo”, a través de “un Congreso activo, que discuta las leyes y las mejores medidas para los argentinos”.
A continuación, recordó que este año se cumplen este año 40 años del golpe, y pidió aprovechar para gritar “todos juntos nunca más a la violencia institucional y política”.
“La democracia se empobrece cuando la relación con los demás pasa por imponer y someter; queremos acabar con la lógica de amigos y enemigos”, señaló en otro pasaje, prometiendo que “la Argentina que viene es el país del acuerdo, del encuentro, del cuidado y las buenas intenciones que se que compartimos con todos los argentinos”.
Reiteró a continuación sus premisas presentadas el día de su asunción: “Pobreza cero, derrotar el narcotráfico y unir a los argentinos”. Señaló que para salir de la pobreza “necesitamos más trabajo y menos inflación”, y presentó como una obsesión suya conseguir “más y mejores trabajo y menos inflación”, asegurando que “la inflación existe porque el Gobierno anterior la promovió, ya que creía que era una herramienta válida para la política económica”.
“Siempre estuvimos en contra de esa mirada; la inflación es perversa”, remarcó, admitiendo que “la inflación ha estado alta estos meses” y la atribuyó a “la inercia de muchos años de inflación alta y de la transición irresponsable que vivimos”, augurando una mejora en la materia para fin de año.
Ante los gritos del kirchnerismo, pidió “respetar el voto de la democracia”, generando una reacción de las barras, que entonaron el cántico de “sí se puede”.
“Estamos convencidos de que la inflación irá bajando con el correr de los meses, porque la principal medida fue ir reduciendo la emisión monetaria descontrolada, e ir bajando el déficit fiscal, que debe llegar a cero al final del cuarto año”, señaló, prometiendo que “no seremos tolerantes con aquellas empresas que se quieran poner por encima de la Justicia”.
“No vamos a tener la arbitrariedad, ni seremos matones como algunos han sido, pero fortaleceremos la defensa de la competencia, los controles ambientales y combatiremos la evasión impositiva y previsional”, prometió.
Asimismo garantizó que anunciarán la actualización automática de las jubilaciones, las asignaciones familiares y la AUH, para recordar luego que “aumentamos el 160% el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, y garantizó que el tema será tratado por el Congreso “lo antes posible”.
Aseguró que a través de esas medidas “hemos transferido en 2016 casi 50 mil millones del Estado al bolsillo de los trabajadores, y muchas de estas medidas surgieron de escuchar durante años el reclamo de nuestros sindicalistas”. Dijo que todos querrían que los cambios fueran más rápidos, pero “tenemos que ser muy responsables frente a la fragilidad en que recibimos nuestra economía”.
Destacó luego haber cumplido con el levantamiento del cepo y las retenciones cambiarias “sin que ocurriera ninguna de las desgracias pronosticadas”, como así también se sacaron las retenciones a la exportación, como así también las trabas al comercio exterior, augurando que ello impulsará el trabajo en todas las provincias.
«Necesitamos volver a crecer cuanto antes, para generar trabajo digno en todo el país”.
Prometió hacer de Aerolíneas Argentinas una empresa bien administrada, que sirva para tener un país más conectado, sin que sea una carga para los argentinos.
Luego habló del “sinceramiento en el sector energético”, reconociendo que eso afectó a muchos, pero aclaró que “nos guiaron los principios de la equidad y la sostenibilidad” igualando la situación entre la región metropolitana y el resto del país. Destacó en ese sentido la creación de una tarifa social para quienes realmente necesitan la ayuda del Estado.
El presidente de la Nación recordó que “estamos en default desde 2002, y durante los últimos meses hemos dado pasos para cerrar esta etapa”. “Dependerá de este Congreso si terminamos o no este conflicto que lleva 15 años”, señaló, reiterando una parte que ya había leído, lo que generó un intercambio con la oposición que se lo advirtió a los gritos.
Destacó a continuación que “estamos construyendo relaciones sensatas con el mundo”, y tras dar un pantallazo de ello, citó el caso del Reino Unido, donde aclaró que “dialogar no significa renunciar a nuestro reclamo sobre las islas Malvinas; al contrario, el aislamiento y la retórica vacía alejan cualquier posibilidad de encontrar una solución”.
“Para hacer la Argentina del siglo XXI, tenemos que construir un Estado del siglo XXI”, y reclamó “un Estado que esté sobre todo al servicio de la gente”, destacando a continuación las medidas implementadas por el Ministerio de Modernización, que dijo “trabajará con cinco ejes principales: modernización administrativa, actualización de la infraestructura tecnológica, gobierno abierto, gobierno digital y, finalmente, una política que desarrolle los recursos humanos y que dé valor a la carrera pública”.
Otro gran objetivo es, dijo, “derrotar al narcotráfico, la principal amenaza a la seguridad”. En ese contexto hizo referencia a su contacto con el santo padre, en el que se hizo referencia a la necesidad de trabajar contra ese flagelo. Como para trazar otra diferencia con la anterior gestión, resaltó que “desde que empezamos a gobernar, reconocimos el problema”, y destacó que “decretamos la emergencia en seguridad y dispusimos que el Consejo de Seguridad Interior permanezca en sesión permanente”.
Más adelante señaló que Agregó que “el desafío de unir a los argentinos es el más grande de todos”, y remarcó que “tenemos muchas heridas que sanar”, asegurando que “no se sale de la cultura del enfrentamiento con venganza, sino fortaleciendo nuestra hermandad”.
Evocó a continuación la muerte de Alberto Nisman, “en circunstancias que todavía son inciertas pero que, de a poco, comienzan a aclararse”. Prometió que “no nos olvidaremos tampoco de los argentinos víctimas del terrorismo” y destacó haber acompañado la declaración de inconstitucionalidad del Memorándum de Entendimiento con Irán. En ese marco, recordó haber elevado a rango de Secretaría de Estado la Unidad Especial de Investigación de la causa AMIA. “Necesitamos verdad y justicia”, enfatizó.
Destacó luego la normalización de los medios públicos, buscando “que sean pluralistas y de calidad, y no espacios de difusión de propaganda de gobierno”.
Recordó el lanzamiento del Plan Belgrano, cuyo objetivo es “llevar infraestructura y trabajo a los que viven en las provincias del Norte Grande”.
Pidió no tener miedo a la transformación, y prometió formar “el equipo que va a cambiar la historia”.
Al Congreso reclamó aprobar “lo antes posible” los compromisos asumidos en la Cumbre Climática de París, y volviendo a la educación dijo que ahí es donde se gesta “el futuro del futuro”. “Vamos a presentar un proyecto de ley de universalidad de la educación a partir de los 3 años”, anticipó, como así también un proyecto para crear un Instituto de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa, por cuanto “mejorando la educación pública y profundizando las políticas de ciencia y tecnología nos iremos acercando más a una sociedad del conocimiento”.
Mauricio Macri dijo que “el futuro de nuestro país pasa por ese valor agregado que podemos generar a partir de la investigación, el desarrollo y la transferencia tecnológica, la creatividad, el pensamiento y la innovación. Pero tenemos que asegurarnos de que todos los argentinos puedan ser parte de esta realidad.
Macri prometió trabajar para que en cuatro años “hasta el pueblito más alejado tenga acceso a Internet”, lo cual calificó como “un derecho básico”.
Luego anticipó que “para cuidar a los que menos tienen vamos a proponer la devolución del IVA para los productos de la canasta básica alimentaria”, cosechando una de las mayores ovaciones, tras lo cual se comprometió a “trabajar para que al final de la gestión todos los niños reciban un ingreso universal a la niñez, proyecto de autoría de la doctora Carrió”.
Habló luego de “diseñar una respuesta sustentable al reclamo del 82% móvil”, y luego en el marco del narcotráfico pidió que el Congreso trate “con la velocidad y la seriedad que el tema requiere proyectos como la reforma del Código Procesal Penal, el fortalecimiento de la justicia federal, la ley del arrepentido y del decomiso de bienes provenientes del crimen organizado tienen que estar entre las prioridades de este Congreso”.
“Debemos fortalecer la transparencia y los órganos de control. Para eso, promoveremos la rápida sanción de la ley de acceso a la información pública para que junto a la política de gobierno abierto tengamos un Estado transparente y abierto a la colaboración -señaló-. También necesitamos una nueva ley de compras públicas y de desarrollo de proveedores para romper los bolsones de corrupción y mejorar la eficiencia”.
Prometió impulsar una reforma de la justicia para fortalecer su independencia y mejorar su funcionamiento, por cuanto “hace falta regular la subrogancia de jueces, reformar el Consejo de la Magistratura y reformar las leyes orgánicas del Ministerio Público Fiscal, de la defensa pública y del Poder Judicial. También les pido que avancemos en la designación de los jueces de la Corte Suprema, así normalizamos lo antes posible su funcionamiento”.
En otro orden, prometió impulsar “una ambiciosa reforma política”, y resaltó los consensos acerca de las principales reformas: terminar con la boleta papel, hacer independiente el control del comicio y unificar el calendario electoral. “Espero que este tema sea una demostración de la construcción de consensos y acuerdos que demuestren que estamos a la altura de la historia”, dijo.
“Debemos unirnos en esta agenda de crecimiento”, reclamó, expresando su deseo porque “en este país todos podamos elegir” y pidió “alejarnos definitivamente de la viveza criolla mal entendida, de la búsqueda del atajo”, reclamando promover “la cultura del trabajo”.
Macri dijo desear un país “donde la igualdad no sea uniformidad. Creo en la diversidad inclusiva y celebrada. Creo que cada uno tiene derecho a pensar como le parezca y quiero que en este país todos podamos elegir y tener un Estado que estimule eso; pero también quiero decirles hoy que tenemos que alejarnos definitivamente de la viveza criolla mal entendida de la búsqueda del atajo”. Dijo soñar en “un país que no miente, que te cuida, donde la gente no se rinde, que crece y te ayuda a crecer; un país que te convoca a tu aventura personal”, y propuso “una vía de crecimiento, un proyecto de crecimiento”, y se manifestó “abierto a escuchar todas las mejoras que ustedes estén dispuestos a sugerir”.
“Les digo que no le voy a mentir; estas transformaciones no se hacen de un día para otro, se llevan a cabo dando pequeños pasos todos los días; pero la buena noticia es que ya empezamos a dar esos pasos”, garantizó.
(Fuente: Semanario Parlamentario)
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