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Murió el padre del Rastrojero

Se trata del ingeniero chaqueño Raúl Gomez, quien construyó en Córdoba el mítico vehículo, orgullo de la industria metalmecànica nacional.

 

El ingeniero chaqueño Raúl Gómez que construyó en sólo 87 días el auto invencible de los argentinos, el rastrojero, falleció el lunes pasado a sus 90 años en Rosario.

Raúl, como recuperó el periodista Esteban Raies para El Federal, nació en 1924 en Roque Sáenz Peña provincia de Chaco. Su admiración por los autos surgió cuando se metió en el taller del concesionario Ford que tenían sus tíos.

Pasaron los años, viajó a España, pero, luego, volvió a estudiar a Rosario en la Escuela Industrial de la Nación (hoy Instituto Politécnico de Rosario), anexa a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Litoral, y se recibió de Técnico Mecánico.

Más tarde, se mudó a La Plata para estudiar Ingeniería Aeronáutica en la universidad, donde fue alumno de Clodoveo Pasqualini, por entonces asesor en la Fábrica Militar de Aviones; a través suyo ingresó en 1950 a ese establecimiento, en el Departamento Planta Motriz, dedicado a los bancos de ensayo de los motores a pistón y a reacción del avión Pulqui II.

Pero su vida en el Instituto Aerotécnico de Córdoba (INSTITEC) estaría signada por el proyecto de la construcción de automóviles, donde se puso a las órdenes del ingeniero Monserrat, primer Director de la Fábrica de Automóviles, como informó el periodista citado.

En 1952 la vida de Gómez dio un vuelco: se le encargó el desarrollo de un vehículo utilitario a partir de elementos de los 2.500 tractores Empire, importados desde Estados Unidos, que habían sido adquiridos por el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) y ahí surgió la idea y creación del conocido Rastrojero, del cual fue el Jefe del Departamento y luego de Producción.

En sólo 87 días construyó el primer prototipo, lo presentó junto con la rural Gauchita y a los autos Institec el 1 de mayo de 1952.

Con los prototipos aprobados se inició la producción que se inició ese mismo año y se prolongó hasta 1980, en diferentes versiones y motorizaciones.

El ingeniero permaneció en Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME) hasta el 30 de abril de 1956. Luego de esta experiencia retornó a Rosario e ingresó en la fábrica de amortiguadores Fric-Rot donde se desempañó en diferentes puestos hasta su jubilación.

El lunes pasado, Gómez dejó de existir pero dejó un legado invencible e inmortal.