El nombramiento en comisión de Carlos Fernando Rosenkrantz y Horacio Daniel Rosatti como nuevos integrantes de la Corte Suprema sorprendió a propios y extraños. La prueba de que los primeros tampoco estaban al tanto de la maniobra la dieron los radicales que consideraron también que la jugada fue intempestiva. La UCR, segundo socio dentro de la alianza Cambiemos, quedó perpleja y fragmentada ante una medida que repercutió en todo el arco político.
Mauricio Macri tendrá la oportunidad este miércoles de aclarar el asunto con sus aliados. Al mediodía, recibirá junto al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, a la plana mayor del partido de Alem. El cónclave, que se realizará en la Casa Rosada, estaba pautado de antemano, pero a la luz del cortocircuito que se generó con el anuncio sus implicancias serán otras.
Del encuentro será parte José Corral, quien da por estas horas sus primeros pasos como presidente partidario. Con menos exposición y trayectoria que su predecesor, el santafesino asume las funciones de las que se desprendió Ernesto Sanz, arquitecto clave del frente que fundió a ambos partidos para las elecciones.
Como si quisiera asesorar a su discípulo en el debut, Sanz también será parte del convite. El ex senador, quien en los últimos días aclaró que no había terminado su carrera política –de hecho, hay una versión de que querría volver al ruedo–, fue una de las pocas voces fuera del PRO que apoyaron con energía las designaciones de Macri. «No hay nadie más responsable que el Presidente para tomar decisiones; no tengo una posición crítica, por el contrario, la respaldo absolutamente», señaló.
En declaraciones radiales, Sanz sostuvo que «no solo del punto de vista legal la Constitución Nacional lo habilita, sino que también hay un argumento político». La explicación, apuntó, está en la imposibilidad del Gobierno de reunir consenso hoy en el Senado. Y fue compartida por Gerardo Morales, otro peso pesado de la UCR.
Pero la posición de Sanz y el gobernador jujeño no fue abonada puertas adentro. Julio Cobos, Ricardo Alfonsín y Ricardo Gil Lavedra fueron algunos de los dirigentes de renombre que no comulgaron con la decisión e hicieron saber sus cuestionamientos. Acaso hayan sido ellos los destinatarios de la frase más desafiante que dejó un Sanz que despertó del breve letargo: «¿Cuál es el crimen en todo esto? Hay una reacción injustificada, desde una mirada técnica que incluso es discutible, yo se la discuto a todos los que han hablado, incluso a constitucionalistas de mi propio partido».
Macri y Frigerio, anfitriones de un encuentro que estaba programado pero con los roces por la Corte Suprema tendrá otro tenor.
Los otros dos invitados a la cita quedaron en una franja intermedia: se trata de Ángel Rozas y Mario Negri, titulares de los bloques en la Cámara alta y la baja respectivamente. Piezas cruciales en el esquema parlamentario de Cambiemos, ambos sentaron posición en sendos comunicados en los que avalaron la legalidad de los nombramientos, pero dejaron trascender cierto pesar por la forma.
«No pueden objetarse los antecedentes ni la formación jurídica de los candidatos propuestos cuya confirmación por el Senado deberá aguardar el próximo periodo de sesiones ordinarias», apuntó el senador, aunque sí consideró que «hubiese sido oportuno que se consultara previamente». En una tónica similar, el diputado ponderó los antecedentes de los elegidos, pero advirtió: «Sin perjuicio de la innegable idoneidad de ellos, hubiera preferido que se transitara el camino del diálogo y del consenso hasta el momento del inicio del período ordinario».
Consciente de los riesgos que tendría hacer olas entre sus socios con un Congreso por ahora adverso, Macri apostará a calmar las aguas y retomar la sintonía. Del otro lado esperan una respuesta de lo más elemental: una explicación.