Como indicaban las estimaciones previas, en principio ningún espacio político tendrá mayoría en la Cámara de Diputados. La nueva conformación a partir de diciembre obligará al oficialismo que emerja del balotaje del 22 de noviembre a negociar para aprobar los proyectos del Ejecutivo, más allá de los reacomodamientos que habrá antes y una vez definida la segunda vuelta. En el Senado, el peronismo aumentará su hegemonía.
El Frente para la Victoria sufrirá una sangría considerable de diputados: de los 131 actuales -con sus aliados, dos más que los necesarios para reunir el quórum- al cierre de esta edición conseguía 60 de los 84 que ponía en juego, es decir 24 menos. A priori se mantendrá como la primera minoría, aunque ya nada será igual: tendría que modificar la dinámica y el estilo para buscar consensos en un eventual gobierno de Daniel Scioli. En ese caso el primer objetivo sería a atraer a los peronistas no kirchneristas, tanto del Frente Renovador como los puntanos de los Rodríguez Saá y otros sueltos como Francisco de Narváez, con su salto recién blanqueado a filas del sciolismo.
En caso de un triunfo de Mauricio Macri, tendrá poder de fuego para condicionarlo. Y de cualquier modo, será uno de los escenarios clave en los que se medirá el duelo entre kirchneristas puros y peronistas: Maximo Kirchner y Eduardo De Pedro estarán al frente de una veintena de camporistas, también se sumarán Axel Kicillof y Julio De Vido a los que seguirán como Juliana Di Tullio -la jefa del bloque que ya dijo que a partir de diciembre seguirá bajo la conducción de Cristina- y del otro lado Cristina Alvarez Rodríguez, José Luis Gioja, Luis Beder Herrera, Maurice Closs y otros diputados alineados con los gobernadores, que necesitarán buena sintonía con el próximo presidente.
Los espacios reunidos en Cambiemos tendrán un crecimiento sustancial: anoche el cálculo daba 29 diputados más. El PRO duplicará su número actual y quedará casi a la par del radicalismo. El nivel de funcionamiento conjunto de ambos bloques, y con la Coalición Cívica, dependerá en buena medida del resultado del balotaje. Patricia Bullrich y Emilio Monzó serán dos de las principales espadas del macrismo, Mario Negri –jefe de bloque y reelecto por amplio margen– seguirá como referente de la UCR y Elisa Carrió –sigue hasta 2017– de la Coalición Cívica. En conjunto superarán los 90, pero quedan lejos de los 129, por lo que también tendrán que buscar consenso si gana Macri.
El Frente Renovador también aumentará su representación, aunque Sergio Massa afrontará el desafío de mantener a sus diputados. Alberto Roberti, el jefe de bloque desde que Darío Giustozzi volvió al kirchnerismo, ya anunció su apoyo a Scioli para la segunda vuelta. El interbloque de Progresistas, en cambio, quedará reducido a menos de la mitad. El Frente de Izquierda conseguía sumar un diputado de la provincia de Buenos Aires.
En el Senado el escenario será favorable al Frente para la Victoria. Actualmente con 40 senadores, contando aliados –tres más que el quórum–, crecerá en tres a partir de diciembre: se quedó con los dos de la mayoría en Santa Fe, Tucumán, Chubut, Catamarca y Corrientes, y con el de la minoría en Mendoza. El radicalismo caerá pero se mantendrá como principal bloque opositor (en total de Cambiemos, 16), seguido por el peronismo disidente, también en esta Cámara codiciado por el resto.
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