Mafalda es una nena terrible, simpática y atrevida, de una típica porteña de clase media. Con sus amigos forma su pandilla. No es una niña como otra cualquiera. Le preocupa el mundo y no entiende como los adultos pueden llevarlo tan mal. Es famosa por la gracia de sus preguntas, la inocencia de su mundo y la altura de sus ideales.
Emite manifiestos políticos desde su sillita con una inocente falta de inocencia. Es una revolucionaria más allá del lápiz y el papel.
Según Quino todo empezó por casualidad y sin que él se propusiera ninguna grandeza: “En realidad Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de “Primera Plana”, me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo”.
El empleado de la agencia que le encargó la tira era Norman Briski. Brascó contaba que querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo”.
Quino no sospechaba, cuando comenzó con el personaje, que las reflexiones puestas en boca de este personaje serían traducidas a 26 idiomas (desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés).
De Primera Plana Mafalda pasó al diario “El Mundo” el 15 de Marzo de 1965. Cuando El Mundo cerró Mafalda apareció en diarios del interior. Cuando la tira se reanuda en “Siete Días Ilustrados”, ya había nacido Guille, el hermanito de Mafalda. Uno de los juguetes preferidos de Mafalda era un globo terráqueo, al cual cuidaba como a un enfermo, lo abrigaba y hasta intentó mejorarlo con las cremas de belleza de su madre.
Mafalda opinó sobre la guerra de Vietnam, la carrera espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos humanos, el sexo, la represión, el psicoanálisis, el feminismo y la religión, entre otros muchos.
Las tiras de Mafalda están sembradas de tópicos argentinos, y siempre me he preguntado cómo pueden entenderlas en otras culturas”, declaró un vez Quino a un diario de Madrid.
El 25 de junio de 1973 apareció Mafalda por última vez en una tira. Los cuadritos finales de la historieta fueron publicados en el semanario Siete Días.
Según Quino, Mafalda terminó porque ” me costaba mucho esfuerzo no repetirme, sufría con cada entrega. Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va. Y por respeto los lectores y a mis personajes y por mi manera de sentir el trabajo decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer.”
Pero el personaje sigue vigente. Los diez únicos libros de la serie continúan reimprimiéndose una y otra vez en todo el mundo. Mafalda sigue dando que hablar en los años posteriores a la publicación de la última tira. En 977, a pedido de UNICEF Quino ilustra con Mafalda y los personajes de su tira la Edición Internacional de la campaña mundial de la Declaración de los Derechos del Niño. En 1982 el Salón internacional de Humorismo de Montreal (Canadá) elige por votación entre colegas de todo el mundo a Quino como el “cartoonist” del año.
En 1983, en el Salón del Libro de París, se hace una exposición completa sobre Mafalda, junto con Manolito, para una campaña de la Liga Argentina para la Higiene Dental. El año 1987 marca un hito en la historia de Mafalda: Quino vuelve a dibujar una “tira” completa con el personaje, a pedido de Joan Manuel Serrat, para su disco sobre poemas de Mario Benedetti, “El Sur también existe”, que, por distintas razones, finalmente no se utiliza.
El 17 de abril de 1987, después del fallido golpe de estado contra el gobierno de Alfonsín, Quino dibuja a Mafalda diciendo: “¡Sí a la democracia! ¡Sí a la justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida!”.
En 1988 vuelve a dibujar a Mafalda junto a Libertad, para un cartel del ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina, en conmemoración del Día Universal de los Derechos Humanos. En este mismo año, el 3° Salón Internacional del Comic de Erlangen otorga a Mafalda el gran premio “Max und Moritz”, uno de los más prestigiosos premios mundiales para historietas.
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