El teléfono móvil se convirtió en una herramienta insustituible y no tenerlo a mano puede convertirse en un disparador automático de la ansiedad; la única manera de apaciguar la intranquilidad es chequear la pantalla regularmente, aunque no haya novedades, porque la falta de alertas también puede ser inquietante…
La influencia de los celulares en la vida cotidiana ha crecido de una manera impactante, al punto de generar una dependencia que hace algunos años era inimaginable. Un estudio de Motorola dio cuenta de ello al precisar que los argentinos miran su celular 8 veces por hora: una vez cada 7,5 minutos.
Si se toma como parámetro que se debería dormir unas ocho horas, podría estimarse que una persona observa su dispositivo unas 128 veces por día. Para hacer una autoevaluación, nada mejor que apelar a alguna de las aplicaciones que muestran cuántas veces se entró al dispositivo.
El mismo informe señala que el 60% de la gente duerme con su smartphone al alcance de la mano, mientras que el 54% se lo lleva al baño. Un dato polémico del estudio -difundido por el diario Clarín– es que, en caso de incendio, la mayoría rescataría al móvil antes que a su mascota.
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