En una medida que sacudió y puso en alerta a los mercados internacionales, el Banco Central de China devaluó el yuan, que cayó 1,9 % frente al dólar. Con esta decisión imprevista, Beijing espera enfrentar la desaceleración económica que viene sufriendo la segunda economía del mundo y frenar la caída del mercado de valores.
Se trata de la mayor devaluación desde que se introdujo a comienzos de 1994 el sistema de tipos de cambio de la China moderna. Esta abrupta decisión es la señal más elocuente de la creciente preocupación en Beijing de que el país podría caer por debajo de su meta de crecimiento económico del 7 % para este año.
La economía del gigante asiático, que en los últimos años impulsó gran parte del comercio internacional, comenzó a bambolearse pese a una serie de grandes proyectos de infraestructura pública, y al flujo de fondos inyectados por los bancos estatales, que prestaron dinero con facilidad a las empresas dispuestas a invertir en producción.
La devaluación se produce en momentos en que las exportaciones chinas se encuentran muy debilitadas. En julio cayeron un 8,3 % respecto del mismo mes del año anterior, un hecho que los analistas atribuyen entre otras cosas a la moneda. En los últimos 12 meses, el yuan había ido subiendo casi a la par del dólar. Respecto del euro subió casi un 20 % en un año, lo que encareció de manera clara los productos chinos en Europa, el principal mercado de Beijing.
Según los analistas, detrás de este anuncio también está la voluntad de que la moneda sea incluida en la canasta de divisas del Fondo Monetario Internacional (FMI). En mayo pasado, el organismo había certificado que Beijing ya no manipulaba artificialmente el yuan y que era apto para entrar en el grupo, formado hasta ahora por el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen japonés.
Tras la decisión tomada ayer de llevar el yuan de 6,116 a 6,229 por dólar, el Banco Central evitó la palabra “devaluación” y explicó que se trató de una “adaptación única” que era necesaria porque en el futuro el mercado tendrá “un mayor papel” en la determinación de la cotización.
La baja del yuan provocó la mayor reacción en cadena de los últimos años en los mercados globales. Las monedas de Corea del Sur, Australia y Singapur cayeron entre el 1 y el 1,4 %. Las materias primas, en tanto, retrocedieron por las versiones de que la debilidad del yuan reducirá el poder adquisitivo de los consumidores chinos.
La cotización del petróleo descendió abruptamente. El barril de WTI en Nueva York perdió 4 % y cerró a 43,08 dólares, su precio más bajo en los últimos seis años. En Europa, el barril de Brent bajó 1,23 dólares y finalizó a 50,41.
Los precios del maíz, trigo y soja cayeron en la Bolsa de Chicago entre 3 % y 3,4 %, lo que amenaza jaquear las exportaciones estadounidenses. También repercutió negativamente sobre los metales industriales.
El golpe se sintió aún con mayor fuerza aún en las Bolsas. Wall Street descendió un 1,19 %; Frankfurt, 2,7%; París, 1,86 %; Londres, un 1%; Milán, 1,1 %; y el Indice Standard and Poor’s cayó 0,9 %. Básicamente se derrumbaron las acciones de los fabricantes de autos y de los productores de artículos de lujo. General Motors y Ford bajaron más de 1,5 %. Caterpillar, Tiffany y Apple perdieron cada una por lo menos 1,4 %.
Pasamos mucho tiempo obsesionados por Grecia o Puerto Rico, pero China es una economía mucho más grande y un problema mucho mayor para la economía global, y la devaluación de la moneda está sacudiendo a la gente”, explicó Tom Wright, director de acciones en JMP Securities de Nueva York, sintetizando así la debacle que produjo la devaluación del yuan.
La medida venía siendo reclamada repetidamente por Estados Unidos que, sin embargo, enfrenta ahora un nuevo dilema. Si en los últimos años tener un tipo de cambio “dirigista” favorecía las exportaciones chinas, ahora la mayor fluctuación a la que quedará sometida la moneda apunta precisamente al aumento de esas exportaciones. Washington recibió con prudencia la devaluación, aunque señaló que espera una mayor liberación de la divisa china para que Beijing impulse la demanda interna más que el comercio exterior.
Si bien es temprano para evaluar todas las implicaciones del cambio en la tasa de referencia, China señaló que los cambios anunciados ayer son parte de una nueva etapa hacia una tasa de cambio más determinada por el mercado”, dijo el Tesoro estadounidense en un comunicado.
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