Los fósiles encontrados pertenecen a un minúsculo mamífero de la familia de los proteroterios, que no están emparentados directamente con ninguna especie animal actual y pertenecen a una estirpe muy primitiva de América del Sur.
Estos pequeños ‘falsos caballos’ habitaban en el área de Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero, hace cinco millones de años.
Los restos del mamífero fueron hallados por Sebastián Sabater, del Museo Municipal Rincón de Atacama, y analizados en conjunto con científicos del Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar y de la Fundación Argentavis de Berazategui.
Los proteroterios representan uno de los ejemplos más destacados de la convergencia adaptativa o evolución paralela, es decir, que evolucionaron de manera parecida a los caballos, a pesar de que estos se desarrollaron en otros continentes en condiciones de total aislamiento biogeográfico.
Además, los proteroterios, al igual que caballos, tenían un mecanismo de ‘trabado’ en la rodilla que les habría permitido permanecer de pie con menor esfuerzo.
No obstante, las proporciones de los miembros de los proteroterios señalan que habitaban en áreas boscosas, a diferencia de los caballos modernos.
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