Un increíble hallazgo de la policía permitió desarticular una auténtica plantación de droga de alta tecnificación instalada en uno de los asentamientos de la ciudad de Río Grande.
Dos invernaderos equipados con elementos de control tecnológico fueron hallados en viviendas particulares, escondidos cuidadosamente, aunque no escaparon a la investigación llevada a cabo por las autoridades.
El primero guarda al menos 53 plantas de cannabis sativa, en tanto el restante albergaba una cantidad algo menor, ambos en condiciones de ser cosechados para comercialización.
La investigación, que partió de la denuncia de un testigo de identidad reservada, llevó a la detección de los dos cultivos, provistos de aislación térmica, ventilación, energía eléctrica, luz blanca, luz ultravioleta, reguladores y temporizadores de moderna sofisticación.
Uno de los invernáculos se encontraba disimulado en un recinto cerrado de unos diez metros cuadrados, al que solo se podía acceder a través de un boquete practicado en la pared de la vivienda, disimulado por un espejo. El restante (resguardado como el anterior en una casa de calle Ardiles, del barrio Argentino) había sido construido dentro de un mueble estanco, aunque en condiciones no menos complejas que el primero.
Está a cargo de la causa la jueza Federal Lilian Herráez, quien imputó a tres personas mayores aunque no ordenó detenciones.
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