«No busco exponerme públicamente sino exigir explicaciones públicas, porque en un local dedicado a la venta de bijouterie un empleado sin ninguna razón acusó a mi hija de ladrona y con ese argumento la privó de su libertad para luego cometer un ultrajante chequeo público, que para fortuna de mi hija y desgracia de ellos resultó inútil, porque mi hija no había levantado nada». Son las palabras de indignación de la madre de una alumna de 14 años, que concurre al Colegio Nacional Manuel Antonio Castro, de Salta.
«¿Qué es esto?, ¿dónde se ha visto que un cliente, siendo menor de edad, deba ser sometido a semejante vergenza sin que medie ningún representante de la ley y no se encuentre presente ninguno de sus padres?», dijo con vehemencia.
La mujer, oriunda de Mendoza, exhibió la denuncia que realizó ayer en una comisaría céntrica. Dijo que su queja en la Justicia se debe a que en esta ciudad los derechos de los consumidores y de los niños no se respetan y que la impunidad es tan alta que la empleada del local denunciado le contestó cuando ella fue a reclamar: «Hacé lo que quierás, a nosotros el dueño nos obliga a chequear a los clientes sospechosos de ladrones».
La mamá explicó ayer que se vio obligada a hacer público el hecho no solo porque afectó a su hija sino para que no le suceda a otros clientes, menos a las chicas jóvenes que son el grueso de la clientela del local denunciado.
«Aquí no se puede ni siquiera reclamar, la empleada o encargada del negocio ni siquiera quiso darme sus datos, tuve que llamar al 911 para que se identifique como encargada del local Todo Moda», añadió.
«Yo me hago cargo de la denuncia que hago aquí, esto va por todo los malos tratos y descortesías que recibimos, tanto mi hija como yo, sin entrar en consideraciones como la ilegalidad de un chequeo invasivo y vergonzoso, lesivo para su corta edad», sostuvo la mujer.
El caso
La mamá relató el asunto desde el momento que su hija llegó a su casa de barrio Siglo XXI.
«Eran las 19.30 cuando llegó mi hija llorando, traía una bolsita con unas pinturitas y un tickets del local ubicado en peatonal Alberdi primera cuadra. Ahí me contó que una empleada de Todo Moda se le acercó cuando estaba en la caja pagando algunas cosas que había elegido y le dijo que ella había guardado algo entre sus prendas», contó la mamá.
Y prosiguió: «De allí fue llevada por la encargada hasta el fondo del negocio, que no tiene vestíbulo y comenzó por hacerle abrir la mochila de la cual extrajeron sus pertenencias, sus útiles del colegio y sus pequeñas cositas íntimas, que toda adolescente tiene. No conforme con esto, le hicieron sacar la campera del uniforme y cuando quedó en pantalón y remera, una de las empleadas comenzó a chequearla palpándole las piernas, los pechos y la cola ante la atenta mirada de todas las clientas, entre ellas algunas chicas del colegio».
La mujer exclamó: «Qué vergenza, mi hija me contó que ella no quería levantar la vista y comenzó a llorar».
«No le encontraron nada, según me contó, nada de nada.
Ayer no quiso ir al colegio y hoy me dijo que desea que le busque otro establecimiento por miedo o temor a ser discriminada. Por favor, exijo que las autoridades pongan fin a estas barbaridades o abusos contra los clientes, urgente», reflexionó.
Reglas claras
«Vender no es solo negocio, sé que hay muchas personas que roban en los locales del centro, pero de allí a pretender hacer justicia avergonzando a las personas de manera pública hay mucha distancia. La cortesía nunca está de más», se quejó la mamá de la joven.
«¿Por qué no llamaron a la policía?, ¿por qué no me llamaron a mí? Si la supuesta ladrona era solo una niña no había por qué actuar de esa manera. Yo que sepa la encargada de ese negocio no es la Justicia, porque ni siquiera quiso identificarse cuando le pregunté quién era ella para acusar a mi hija de ladrona. Deberían tener los vendedores una credencial visible, así evitamos preguntas sin respuestas», afirmó.
Fuente: El Tribuno de Salta
Comentarios