En el transcurso de los últimos años, se estuvo cerca de erradicar la polio a nivel mundial, sin alcanzar el éxito por completo. Sin embargo, una nueva tecnología médica, un parche de microagujas de fácil aplicación, podría ser la clave para lograr ese objetivo.
El mayor desafío que obstaculiza la erradicación de la poliomielitis involucra la logística operacional de llevar la vacuna a las personas que la necesitan, especialmente en áreas difíciles, asediadas por la violencia y la pobreza.
El parche de microagujas, el cual parece ser una pequeña venda redonda y adhesiva, podría llevar las vacunas contra la polio a las puertas de las casas de las personas que la necesitan.
Al aplicarla en la piel y hacer presión sobre ella, la vacuna ingresa en cuestión de minutos. En lugar de requerir médicos altamente capacitados, personal con capacitación mínima podría ir de puerta en puerta, administrando la vacuna de forma rápida.
Han pasado 60 años desde que la inoculación masiva de la vacuna de Jonas Salk comenzó con los niños en edad escolar en abril de 1955, lo que hizo que los casos de la polio en Estados Unidos se redujeran en casi un 90% en el transcurso de dos años.
La vacuna era muy esperada porque, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) anualmente más o menos 35,000 personas quedaron inválidas a causa de la polio en Estados Unidos en los años 40 y 50.
En 1938, Roosevelt creó la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil, una organización conocida hoy en día como la fundación March of Dimes, a fin de luchar contra la polio.
La organización financió las dos vacunas -una creada por Salk y otra por Albert Sabin- que llevarían a la protección de la mayor parte del mundo contra la polio.
La vacuna de Salk, desarrollada en la década de los años cincuenta, implicaba inyectar un virus en su forma «inactiva», mientras la vacuna de Sabin -en la que trabajó en los 60, y era administrada de forma oral- contenía una versión debilitada de la polio.
La vacuna de Sabin en realidad ayudaba a incrementar la inmunidad en comunidades más allá del individuo, porque las personas desechaban el virus debilitado en sus heces. Llegó a reemplazar la vacuna de Salk en muchos lugares entre el año 1963 y 1999, de acuerdo con el Instituto Smithsoniano. Pero la versión con el virus «inactivo» que se inyectaba es la que se usa actualmente en Estados Unidos, debido a que en raras ocasiones, la gente desarrolla polio por la vacuna oral.
La mayoría de personas que tienen polio no presentan síntomas; los síntomas menores como dolor de las extremidades, fatiga y náusea afectan a más o menos del 4% al 8% de los pacientes, según los CDC. Menos del 1% de los casos llevan a que los pacientes queden permanentemente paralizados, normalmente en las piernas. Entre el 5% y el 10% de los pacientes paralizados mueren cuando sus músculos respiratorios también se paralizan.
Los seres humanos han estado viviendo con la polio durante miles de años, dijo el Dr. Stephen Cochi, un especialista en polio que trabaja con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Existe evidencia de que en el antiguo Egipto padecieron polio que paralizaba y que el virus incluso infectó a la realeza. Pero no fue descrita clínicamente sino hasta 1789.
Fuente: CNN
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