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Bariloche: Nieto del nazi Priebke lucha por sacarse el apellido

En Bariloche, la Justicia está a punto de definir si hace lugar al pedido de Tomás Erick Ramón Priebke Ortiz, y logra borrar todo rastro de su abuelo, el ex integrante de las SS, responsable de la masacre de las Fosas Ardeatinas.

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En Bariloche, la Justicia está a punto de definir si hace lugar al pedido de Tomás Erick Ramón Priebke Ortiz, y logra borrar todo rastro de su abuelo, el ex integrante de las SS, responsable de la masacre de las Fosas Ardeatinas, Erick Priebke. La Jueza de Familia, Marcela Trillini encomendó consultar, a través de oficios y a todas las entidades bancarias del país, si Tomás Priebke Ortiz registra deudas, tal como lo exige la Ley de Nombre. Con esos datos, la Justicia descartaría que la decisión esté relacionada con una maniobra financiera.

Oportunamente, la abogada de Tomás, presentó un escrito a la magistrada para que agilice los tiempos de resolución y especificara qué bancos todavía no habían sido consultados. Ahora, sólo resta la respuesta de nueve bancos en Bariloche y, con esos elementos, Trillini emitirá sentencia.

En pocos días, Tomás cumplirá 25 años, y si bien pasó más de un año y medio desde que tomó la decisión de desprenderse del apellido de su abuelo “porque me hace mal y le hace mal a la gente” –dijo oportunamente-, todavía tiene la necesidad de sacarse ese estigma.

En una ciudad como Bariloche, donde existió y perdura una notable labilidad en la condena del holocausto, y muchos altos oficiales del Tercer Reich vivieron sin ser molestados, el apellido Priebke cobra otra relevancia.

Erich Priebke, en 1944, fue uno de los ejecutores de la masacre de las Fosas Ardeatinas, en la que murieron 335 italianos, durante la ocupación alemana en ese país. A los 23 años, en 1936, el criminal nazi -que durante años vivió sin sobresaltos en Bariloche- se enroló en las temidas SS. A la misma edad, Tomás definió cerrar la herida abierta casi 78 años antes.

El joven tiene la necesidad de remarcar que no tiene “nada que ver” con la ideología nazi; la vergüenza por el dolor provocado por su abuelo; y no descarta que las dificultades para encontrar trabajo están relacionadas con su apellido.

Hoy, su situación económica es preocupante: no consigue trabajo desde hace más de un año.

El joven y su madre –separada del padre de Tomás, Jorge Priebke dese hace años- hacen pan casero y prepizzas para subsistir. “Los dos vivimos de changas, puchereamos”, contó Tomás, y apeló a la solidaridad de los barilochenses para tener una oportunidad de trabajo, sin que el apellido y la historia, se entrometan en su vida.

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