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La trashumancia del Indio Solari llega a la Biblioteca Nacional

La muestra, que será montada en el primer piso de la Biblioteca Nacional, da cuenta de uno de los fenómenos artísticos, culturales y políticos más importantes de los últimos 30 años en Argentina.

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La muestra, que será montada en el primer piso de la Biblioteca Nacional, da cuenta de uno de los fenómenos artísticos, culturales y políticos más importantes de los últimos 30 años en Argentina, a través de una serie de trabajos que presentan, además de sus poesías, una faceta menos conocida de Solari: la de artista plástico.

En la exposición se puede ver parte de la biblioteca personal del «Indio», donde se destacan libros como “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, “Muerte a crédito” de Louis Ferdinand Céline y “El prisionero del sexo” de Norman Mailer, así como obras de Artaud, Gurdjieff y Leonard Cohen.

En diálogo con Télam, el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, expresó algunas ideas sobre la poética del escritor, músico, compositor, pintor y dibujante argentino, una de las voces más representativas de su generación y de varias posteriores.

“Siempre me interesó el fenómeno de trashumancia en la obra del Indio. El rock es una típica figura de lo urbano, se compone de fenómenos territoriales muy parecidos a las pastorales, que forman parte de la imaginación condensada de las grandes religiones, y el rock nunca negó su relación, aunque sea crítica, con la religión”, sostuvo.

Y señaló que de Vox Dei a Prince “siempre está la construcción de deidades propias o ya creadas para un público que el rock imagina lleno de fervor, de capacidades de trashumancia y de seguimiento de un profeta, aunque esta palabra no se emplea, porque el rock es muy habilidoso; no es como el político, que cuando surge un concepto lo emplea plenamente”.

Solari

“El Indio es un figura que me tiende a gustar -apuntó González-; otro caso es el de Charly García, que me tiende a gustar y preocupar, lo veo como alguien que lleva en sí mismo la carga del suicida, y que nunca se suicida; lo veo siempre en peligro, pero no sé lo que ha leído Charly”.

El sociólogo indicó que “del Indio tampoco sabía cuáles eran sus lecturas, pero acá puedo ver los libros que ha leído y me di cuenta de que, salvo un énfasis más místico, como Gurdjieff, quien prefiere el mito a la metafísica, todos los demás son libros que yo leí casi a la misma edad”.

“Entonces -reflexionó-, ante esta figura que tiene una enorme fuerza ante un público de varias generaciones, uno que es más o menos de la misma generación, se hace una pregunta letal: ¿Cómo se dividen los destinos? ¿Por qué yo termine aquí y no originé otra situación mucho más interesante o no?”.

Según el ensayista, “el consuelo es que leímos los mismos libros, como ‘Vidas Imaginarias’, de Marcel Schwob; ahí pienso en el interés por las máscaras, que se encuentran en exhibición, y después, un libro que me acompaña hasta hoy en el recuerdo, ‘La rama dorada’, de James George Frazer, un libro de formación académica muy fuerte”.

“Y -enfatizó- no hay que olvidarse que detrás de ‘Vidas imaginarias’ está Borges, un Borges que tomó mucho de esas vidas criminales en su ‘Historia universal de la infamia’. Me interesa que en la Biblioteca Nacional se pueda ver la tríada Borges, Schwob y Solari”.

Y recordó que “alguien debería investigar hasta qué punto la biblioteca del Indio coincide con la de Spinetta: ahí está Artaud, está la cuestión del borde del pensamiento que se comienza a convertir en locura y la locura que vuelve como pensamiento crítico, como reflexión, y le da a la religión un valor importante sin ser religioso”.

Por su parte, Ezequiel Grimson, director de Cultura de la Biblioteca, explicó que “hubo una idea de base que fue concentrarnos sobre la obra del Indio y no sobre su figura, dejamos de lado la cuestión más publicitaria y nos concentramos en su producción artística, que abarca sus canciones, sus letras, sus poemas, sus pinturas y sus fotografías”.

“Nuestra intención era ver esta obra expuesta en la Biblioteca, que, a la vez, es una obra que deriva de una biblioteca, un conjunto de lecturas, bien de una época, y universales también, porque incluye a Shakespeare, Conrad, la correspondencia de Van Gogh, La Biblia, Las mil y una noches, entre otras cosas”, señaló.

Y Barbara Maier, curadora de la exposición, sostuvo que fue “un hallazgo para nosotros encontrarnos con las lecturas del Indio, porque siempre estuvo el mito de lo que no develan sus letras, qué quiso decir, lo cifrado; esta es una aproximación para poder descifrar eso que parece a primera vista encriptado. Queríamos mostrar el mundo del artista detrás del músico».

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