Viajar a Punta Tombo por estos días es ingresar en un mundo casi increíble. La colonia repleta de pingüinos, algunos de ellos desparramados en el mar dándose largos baños y otros caminando con su andar chaplinesco por entre las piernas de los asombrados visitantes.
La colonia de Punta Tombo está en su mejor momento. Ya nacieron los pichones y comenzaron a llegar los juveniles por lo que es común ver miles de animales sobre la costa o recorriendo las cientos de hectáreas que tiene la reserva. En enero, habrá un millón de ejemplares por lo cual la colonia estará en su máximo esplendor.
Pero el espectáculo que brindan hoy es maravilloso. Por algo, la gente elige este destino no solo en los fines de semana largos sino en cualquier día de la semana: hasta no hace mucho unos mil visitantes por día se hacían presentes en la colonia. Según la palabra de los guardafaunas, ya casi se llegó a la cantidad de turistas de toda la temporada anterior. Y aún faltan varios meses para que termine, para que estas maravillosas aves palmípedas comiencen su largo viaje de regreso a las costas del sur de Brasil.
Los pingüinos llegan a Punta Tombo a mediados de setiembre y permanecen hasta setiembre. Durante su estada en este lugar que representa la colonia continental más importante del planeta, se reproducen y cambian el plumaje. Cerca de 50 mil personas la visitan cada año aunque se estima que esta temporada ese número se ampliará de manera importante. La colonia está ubicada a 107 kilómetros de la ciudad de Trelew, en Chubut. Como se sabe ahora casi todo el camino está asfaltado: solo los últimos 15 kilómetros son de ripio por lo que el trayecto se hace menos pesado.
Junto a la ballena Franca Austral, el pingüino de Magallanes representa uno de los más importantes recursos turísticos de la provincia. En las últimas semanas, más de 1.000 personas por día ingresaron a la reserva donde el visitante puede caminar entre los pingüinos sin problemas. Los animalitos son amigables siempre y cuando nadie toque sus nidos. Actualmente, en los nidos hay al menos dos pichones que acaban de nacer. Con suerte, solo uno sobrevivirá.
Los turistas son de todo el mundo, pero principalmente de Europa. También hay visitantes de la provincia de Buenos Aires y de Santa Cruz. Todos quedan maravillados por tener la oportunidad de ver bien de cerca a esta fauna increíble que ofrece Chubut.
Basta con quedarse con el testimonio de Silvia y Rolando, una pareja casi cuarentona proveniente de Logroño, una localidad de España donde abundan el buen vino y las olivas: “Nos llevaríamos un pingüinos a casa, son recoquetos”, dijeron mientras la mujer se quejaba porque no podía caminar con sus zapatos de taco aguja sobre el ripio de la reserva y el hombre repetía por enésima vez en su celular la música cuartetera de la “Mona” Giménez que los acompañó durante toda la recorrida.
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