Un avión de Aerolíneas Argentinas que tenía como destino la ciudad santacruceña de Río Gallegos fue seriamente dañado la noche del martes por la tormenta de viento que castigó a Capital Federal.
El fenómeno climático dejó más de 200 árboles caídos y al menos cinco personas heridas.
El Aeroparque Jorge Newbery operó con demoras y reprogramaciones. Al menos una quincena de vuelos debieron ser desviados a aeropuertos alternativos, en tanto que otros no pudieron despegar desde sus lugares de origen.
El viento, que alcanzó ráfagas de más de 100 km/h, ocasionó daños de consideración en dos aviones Boeing 737 de Aerolíneas que se encontraban en las plataformas a la espera de pasajeros.
Uno de ellos –el que venía hacia la Patagonia– giró casi 90 grados por la fuerza del viento y golpeó contra uno de los carros de traslado sufriendo perforaciones en el fuselaje, en tanto que el otro tenía colocada la escalera de abordaje, que también a raíz del viento golpeó el fuselaje, aunque en este caso los daños fueron de menor magnitud.
Testigo directo
Cuando el viento hizo sentir su fuerza, la torre de control informó a los pilotos: “Tómenlo con calma. Llueve a mares, por ahora no hay piedras, no tengo más radar y el viento es poderoso”.
En diálogo con TN, Diego Burman, un trabajador de pista de Aerolíneas, contó: “Estaba cerca de una de las turbinas, anticipando la carga de salida de un vuelo con destino a Río Gallegos; no había pasajeros a bordo. De pronto, siento viento y tierra que vuela y traté de resguardarme”.
“Los carritos y los tachos que siempre quedan en la pista empezaron a correrse y abollaron parte del avión. El viento siguió tan fuerte que logró moverlo casi 90 grados. Duró entre 5 y 7 minutos. El avión no pudo salir”.
Comentarios