Sin embargo, dejar la isla no es una tarea muy fácil en esta época del año y quienes lo intentan, saben que deben armarse de paciencia. Mientras que los pasos fronterizos deben redoblar esfuerzos para evitar en la medida de lo posible las grandes congestiones vehiculares.
A pesar de eso, la espera es inevitable y el fin de semana recién pasado fue el punto máximo de congestión.
“En cuanto a distancia de espera era larguísimo, se produjeron hasta 10 kilómetros de vehículos. Esto ocurre porque a medida que van llegando, se van embarcando y cruzando, pero no se puede avanzar más de 500 metros lineales cada hora, que es la capacidad de las barcazas. Siempre va a haber espera es algo natural”, comentó el jefe de Operaciones .de Tabsa, Héctor Oyarzo.
Asimismo explicó que por la contingencia de vacaciones, entre viernes y sábado se vivió la mayor cantidad de concurrencia, la cual ahora volvería a su curso normal. Luego de que se pusiera a disposición dos barcazas que funcionaron las 24 horas del día, se pudo lidiar con la ola de viajeros transandinos. “Desde ayer (anteayer) a las 6 horas ya quedó todo despejado. Ahora trabajamos normal. El viernes y sábado se trabajó de forma reforzada para poder trasladar los vehículos que estaban ahí”, agregó.
Por su parte, el coordinador del Complejo Fronterizo de Integracion Austral, Mariano Kusanovic, afirmó que “fueron 4.130 vehículos los que pasaron el viernes por Monte Aymond, lo que se traduce en aproximadamente 13 mil personas”.
Kusanovic asegura que como siempre se espera este comportamiento en el flujo de pasajeros, se potenció la atención. “Tuvimos flujo aproximadamente desde las 21 horas hasta las 2 de la madrugada. Los dos complejos tienen una capacidad y esto se ve aumentado 10 veces. Obviamente que hay una espera mayor, pero no creo que haya sido más de una hora o hora y cuarto por familia”, concluyó.
Fuente: www.elpinguino.com
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