El Papa Francisco iniciará esta semana una visita a Corea del Sur que tendrá cariz de histórica y un fuerte costado político, ya que sólo un tres por ciento de quienes habitan el continente asiático son católicos y su predecesor, Benedicto XVI, no logró visitar la región en su pontificado de ocho años.
Jorge Bergoglio ya había señalado el año pasado, al regresar de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Río de Janeiro, que Asia sería una de sus prioridades. Y ahora, un año más tarde, incluso ya está programada la próxima visita al continente asiático para enero de 2015 a Sri Lanka y Filipinas.
En esta ocasión, Francisco participará en la VI Jornada Asiática de la Juventud, en la ciudad coreana de Daejeon y luego visitará Seúl del 14 al 18 de agosto.
Por tal razón, existen expectativas de que su presencia en COREA del Sur repercuta en toda Asia. “La iglesia coreana será la puerta de la evangelización de Asia”, dice el sacerdote portavoz del arzobispado de Seúl, Matthias Hur Young Yup.
Asimismo, la Iglesia espera que la visita también siente un precedente de reconciliación interna. Corea del Sur está orgullosa de su rápido ascenso económico, pero al mismo tiempo presenta grietas sociales.
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