Un turista brasileño que visitó Punta del Este a principios de este mes denunció que la policía local lo extorsionó para sacarle 20 mil dólares, bajo amenaza de dejarlo detenido por un accidente de tránsito.
«Fui masacrado, robado, extorsionado y destruido psicológicamente en diciembre de este año en Uruguay. Mi mujer, mi hijo más pequeño y yo estamos bajo tratamiento psicológico desde el viernes 20″, escribió Sergio Luiz Veronese Junior en su cuenta de Facebook.
Al «infierno llamado Uruguay» que describe Veronese Junior lo conoció el 18 de diciembre, cuando una moto «sin frenos ni luces» chocó en las puertas laterales de su auto Chrysler, en la esquina de Camino a la Laguna y Brújula del departamento de Maldonado.
«Primer hecho, fui orientado por un `policía` a asumir la culpa porque mi auto poseía seguro total y eso me libraría más rápidamente del problema», describe el turista.
En forma inocente -dice-, aceptó la solución propuesta por el policía pese «a no tener ninguna culpa» en el accidente de tránsito.
El brasileño hizo todo para colaborar con la policía uruguaya. Concurrió a la seccional más cercana junto a su mujer a presentar los documentos del vehículo y la póliza del seguro. Pero cuando terminó el trámite hecho a mano y se alistaba para volver a su casa, se encontró atrapado.
«A partir de ahí comienza algo absolutamente difícil de imaginar. No podía salir de la seccional hasta que la Justicia no se expidiera sobre la supuesta `víctima` del accidente y debía esperar para ver si alguien presentaba una denuncia policial», señaló un mail que el abogado brasileño y docente de Derecho le envió al cónsul uruguayo en Florianópolis, Gerardo Vibrante, para denunciar lo ocurrido en Uruguay.
«A partir de ahí comienza algo absolutamente difícil de imaginar. No podía salir de la seccional hasta que la Justicia no se expidiera sobre la supuesta `víctima` del accidente y debía esperar para ver si alguien presentaba una denuncia policial«, explica.
Veronese quedó incomunicado, detenido en forma «preventiva» y bajo la presión policial. Su esposa, en cambio, fue liberada y retornó al hotel puntaesteño. Pasadas cinco horas de estar allí le informaron que «un supuesto familiar de la víctima» había presentado una denuncia en su contra y que, al día siguiente del accidente (19 de diciembre pasado), concurriría a una audiencia ante la Justicia Penal.
Fue alojado en una celda sin baño, agua o alimentos. Su «único contacto» era con policías que le entregaban números de teléfonos de abogados «por si los necesitaba».
«Pero la situación es parte del negocio. Hacés un acuerdo con la familia de la víctima o esperás preso la decisión judicial por un tiempo indeterminado, me dijo el supuesto abogado».
El «acuerdo» que le ofrecieron fue de u$s10.000 como mínimo para la víctima y otros u$s10.000 para el abogado defensor. Durante las «negociaciones», el abogado llamó a la esposa de Veronese Junior y le trasmitió que debía viajar a Brasil a buscar dinero y mientras tanto su esposo quedaría preso.
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