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«Stella» un auto con nombre de cerveza que funciona con el sol

Este vehículo construido por estudiantes de una universidad de Holanda utiliza un motor eléctrico con paquete de baterias que se cargan con los paneles ubicados en el techo.

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Este auto familiar propulsado con energía solar (acertadamente llamado Stella por el equipo de estudiantes detrás del proyecto de la Universidad Tecnológica de Eindhoven en Holanda) es verdaderamente revolucionario: esta creación hecha de fibra de carbono puede viajar más de 596 kilometros en un día soleado.

El Stella utiliza un motor eléctrico que funciona con un paquete de baterías (sus creadores no han revelado su potencia). La diferencia es que éstas se recargan no enchufando el coche a la red, sino con células fotovoltaicas.

El equipo de desarrollo del proyecto estima que un auto está parado durante el 90 por ciento del tiempo, y como carga sus baterías cuando está estacionado, el Stella puede generar más energía de la que consume. Esto significa que incluso sería capaz de proporcionar energía a una red doméstica.

Al igual que muchos prototipos modernos, está hecho de materiales fuertes y ligeros como fibra de carbono y aluminio para reducir la masa y mejorar la eficiencia. Como resultado de ello sólo pesa 380 kilos, mientras que un automóvil medio actual de la familia eléctrica como el Nissan Leaf se va hasta los 1.567 kilos.

En un día soleado y con las baterías completamente cargadas se estima que puede viajar hasta 596 kilómetros con cuatro ocupantes a bordo, mientras que en un día nublado todavía puede recorrer unos 402 km. Incluso sin luz solar directa, las células solares siguen capturando luz para recargar la batería, aunque a un ritmo ligeramente inferior.

La aerodinámica del coche se ha maximizado para aprovechar al máximo hasta la última gota de esta energía natural. El techo y los laterales del parabrisas están curvados para reducir la fricción y mejorar el flujo de aire, mientras que las ruedas están carenadas y la parte trasera del coche es cónica.

Para competir en la categoría de Clase Crucero en el World Solar Challenge, una carrera de autos de energía solar bienal que recorre más de 3.000 kilómetros a través del interior de Australia, desde Darwin hasta Adelaida.

La colocación de los paneles solares en el techo del vehículo fue la decisión obvia: tiene la superficie más grande y también está continuamente expuesta al sol. Las células generan más electricidad que se necesita para conducir el auto y con un costo de unos 46.000 dólares, tiene una relativa buena relación calidad-precio.

Los llamados fotones, una especie de partículas de luz, golpean el material de silicio en la célula y los electrones, esto hace que los electrones se muevan y se crea un flujo de estas partículas. Esta corriente eléctrica es redirigida y se envía a una batería para ser almacenada para su uso posterior.

Stella es puramente un vehículo conceptual, así que al menos a corto plazo no lo veremos en producción. Sin embargo, la experiencia adquirida a través del proceso de desarrollo podría trasladarse en un futuro a coches híbridos convencionales.

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