Iba a ser un vuelo turbulento. «Usted, Recalde, es un cobarde». Así, el senador Gerardo Morales le dio la bienvenida al presidente de Aerolíneas Argentinas que se presentó ante el Senado de la Nación, para dar una rendición de cuentas de la línea aérea de bandera. Para Recalde, el Salón Azul del Senado no iba a ser una escala fácil. Debía enfrentarse cara a cara con los senadores a los que había tildado de ser una «manga de zánganos». El titular de aerolínea aseguró que para 2013 se prevé un déficit de 250 millones de dólares y que el Estado subsidia 30 dólares por pasajero.
La exposición de Recalde duró poco más de una hora y media. Arrancó y no terminó hasta que dio su punto final. Nadie lo interrumpió. El dirigente de La Cámpora fue terminante y con un relato cerrado, sin lugar a cabos sueltos, intentó dejar en claro que su gestión ante la empresa está sufriendo el pasivo que dejó la gestión privada. Habló de «costos fijos» que imposibilitan la merma en ese pasivo. «Queremos dejar una aerolínea que sea sustentable y que ni (Mauricio) Macri pueda privatizarla», apuntó ante los senadores que integran las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Infraestructura, Vivienda y Transporte. «Es el costo que hay que pagar para conectar a la Argentina. Estamos sosteniendo algo más que a un pasajero», admitió.
Recalde centró su exposición en despejar tres dudas a las que él definió como «tres mentiras»: que Aerolíneas es manejada por La Cámpora; que no es controlada, y que su déficit millonario es diario. «Dicen que Aerolíneas es la caja de La Cámpora, pero no es verdad. No es una empresa del Gobierno, no es de un partido político, sino que es del Estado. Muchos de los gerentes no son de La Cámpora, algunos votarán a otro partido, pero defienden a Aerolíneas», sentenció Recalde quien ya había asegurado que en la empresa «hay gente de todos los partidos políticos, que incluso no votan al kirchnerismo» pero que «tienen puesta la camiseta de Aerolíneas».
«Se habla mucho de los millones por día. Así funciona el mercado aeronáutico en el mundo, con cifras enormes», sostuvo, al mismo tiempo que aclaró que la comparación de esos gastos con infraestructura educativa o políticas sociales es falaz. Recalde aclaró que Aerolíneas tiene un gasto diario de 10 millones de pesos en combustibles, 12 millones en sueldos y otros tantos en alquiler de aviones. Con una cintura discursiva épica, intentó no hacerse cargo alguno del déficit de la empresa. ¨Cuando los resultados económicos mejoren, también va a mejorar el servicio¨, agregó. No se quedó ahí: «Volamos más horas, ofrecemos más frecuencias e incrementamos los recursos de la compañía».
El presidente de la empresa realizó un raconto de lo que considera logros de la empresa desde que el Estado tomó el control y se refirió a la disputa con la empresa chilena LAN, por el uso de Aeroparque Jorge Newbery. «Hubo una catarata de inventos y mentiras», disparó.
También acusó a los medios de comunicación de dar una «publicidad negativa» de la empresa. Y aunque dijo que no es una queja, sino un factor que tienen en cuenta para planear el negocio, se mostró convencido de que «le hubiera ido mejor» si la imagen difundida hubiese sido otra.
Cruces y pedidos de disculpas
El momento más caliente de la audiencia llegó en el momento en el cual Recalde pasó a responder las preguntas de los senadores. El senador Morales arrancó en una forma contundente: «A Recalde no le da para empezar pidiendo disculpas». «Usted es un cobarde, que tendría que pedir disculpas. Y no sea hipócrita, porque usted viene acá y nos dice una cosa y después nos agravia en otro acto», sentenció Morales.
Recalde no se quedó ahí. «Senador Morales, con todo el respeto que merece, usted no entendió nada de lo que le dije», arremetió. A los gritos, Morales pedía que el senador Aníbal Fernández le devuelva la palabra. «No creo que contribuya al prestigio de la investidura que me amenace. Usted debería pedir disculpas también, porque usted usó palabras más soeces que el animalito con el que yo lo comparé. Me ha dicho corrupto e impresentable», respondió Recalde.
Fuera de la chicana política, las preguntas de los senadores dejaron mucho que desear, luego de tantos años de críticas cruzadas. Morales fue el que indagó de la forma más eficaz y concreta. Destacó que el BNA avala el fideicomiso con el BNDES (Brasil) para la compra de los Embraer. Los aviones costaron más de 500 millones de dólares. Sin embargo, la deuda actual con el BNA es equivalente a 790 millones de dólares y restan pagar poco menos de 550 millones por los aviones. «¿La diferencia es más financiamiento para Aerolíneas?», preguntó y requirió saber si la contabilización de los subsidios es «como aportes de capital o para cubrir el déficit». El jefe de bloque de la bancada radical, José Manuel Cano, apuntó a las mismas diferencias y comparó a Aerolíneas con la sitaución del resto de las empresas internacionales. «Nos hubiera gustado tener un plenario de estas caracteristicas con mayor tiempo de preapración para poder comparar los datos que usted tiró», afirmó Cano.
El jefe del bloque kirchnerista, Miguel Angel Pichetto, defendió a Recalde y lo definió como «un hombre honesto». «La empresa ha mejorado notablemente. Lo digo como usuario», aclaró. Recalde se fue contento: un partido que parecía perdido terminó siendo un pasaje sin temblores. Todo sigue igual: la palabra del Gobierno contra la palabra de la oposición.
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